Producir XXI, enero 2022

Trabajar en tambos de Nueva Zelanda.

Un sueño hecho realidad

Ing. Agr. FRANCISCO BARRERE

2392 503913

f_barrere@hotmail.es

De chico siempre me gustaron el campo, las vacas y los viajes. Uno de mis grandes sueños, mientras cursaba el secundario, era conocer Nueva Zelanda y poder trabajar en un tambo de allá. Me lo propuse y lo conseguí.

Estudié Agronomía en la Universidad Nacional de La Pampa, después de haber terminado la carrera surgió la oportunidad. A través de una visa Working Holidays, que te permite viajar y trabajar legalmente, logré cumplir mi gran sueño. Fueron 15 meses en total, desde Septiembre 2014 a Diciembre 2015.

Agradezco a toda mi familia, a mis pa- dres, que siempre estuvieron sosteniendo y motivando este sueño, ¡especialmente a mi abuelo que me regalo el pasaje de ida! Con algunos ahorros que había logrado reunir en los últimos años, partimos con Ignacio Aguerre, un amigo recién recibido de veterinario, el 21 de septiembre de 2015. Justo 3 días después de la defensa de mi tesis.

Llegamos a Aukland, bien al norte.Tardamos 2 semanas en encontrar trabajo enviando solicitudes y esperando respuestas por mail, hasta que finalmente apareció una oportunidad en la isla Sur. Aproximadamente a 2000 km de donde estábamos, y allá salimos a vivir el sueño.

Una oportunidad para aprender y crecer en todo sentido

Durante los 15 meses que viví en NZ, tuve la posibilidad de trabajar en 3 tambos diferentes y además en un vivero mayorista. Me permitió conocer personas maravillosas, tanto de NZ como de Irlanda, Italia, Francia, Inglaterra, Fiji, Filipinas, China, Colombia, Uruguay, Chile y Brasil. La diversidad de culturas, idiomas, formas de trabajar permiten que uno crezca mucho personal y profesionalmente.

¡Imagínense, primera entrevista laboral, en otro país y hablando muy poco inglés! Ahora súmenle, convivir varias semanas con una persona completamente desconocida, de otra cultura, otro idioma y con hábitos absolutamente distintos a los nuestros. Hubo días de mucho aprendizaje y mucho trabajo, mañanas durísimas con nieve y fríos muy crudos, días donde llegaba a pensar: ¡¿qué hago acá?!, ¡¡para qué vine!!, ¡me quiero ir!

Por ejemplo, tuve uno de esos momentos de reflexión, cuando fundí el auto que había comprado hacia 6 meses en 3500 dólares y lo tuve que vender como chatarra en 300 dólares. Pero para compensar, siempre llegan esos momentos donde sentís que vale la pena todo el esfuerzo, de paz interior y descanso, donde disfrutas cada segundo, ya sea viendo un paisaje impresionante cuando amanecía, o yendo a pescar, comer un asado con vecinos de distintas nacionalidades, pasear con amigos, conocer personas increíbles y sentirlos como hermanos, así me sucedió con una familia de uruguayos que tenía como vecinos de campo.

Rápido, fácil y bien

Me llamaron mucho la atención dos cosas:

1. La forma en que organizan el trabajo, se plantean fundamentalmente 3 cosas, todo tiene que ejecutarse rá- pido, debe ser fácil de hacer y tiene que estar bien hecho. Así uno puede dis- frutar más tiempo de la familia, des- canso, recreación, deportes, etc.

2. La calidad de las viviendas, la infraestructura con que cuentan, y la tecnología que aplican. Cuanto por aprender e incorporar en nuestros tambos…

El país funciona casi perfecto y es muy fácil progresar siempre y cuando uno trabaje duro y haga todo de forma prolija (como debería ser en todos los países). Algo más que me llamo mucho la atención, es la importancia que le da la gente de la ciudad a la lechería y al campo en general, es el principal ingreso de divisas al país y se lo reconocen.

Para finalizar…

En los 3 tambos aprendí muchas cosas, tuve jefes buenos y no tanto, pero el balance fue muy positivo. Todos los dueños de los tambos y jefes (manager) trabajaron con nosotros a la par. En promedio trabajan más hs/semana, porque casi no se toman francos en la época de mas trabajo. La experiencia es hermosa, superior a todo lo que pude haber imaginado. Ojalá todos tengan la oportunidad de hacer este tipo de viajes ¡y se animen! Pero lo más importante es que vuelvan a Argentina, tuve ofrecimientos para quedarme a trabajar, pero el amor por la familia, los amigos, el país, nuestra tierra tiran más. Creo que tenemos que ser los promotores del cambio que queremos ver en nuestro país y hacerlo principalmente desde el ejemplo. Es muy fácil quejarse y no hacer nada para cambiar.

Dedico esta nota a Paco Mones Cazón y su familia, con quienes aprendí mu- chísimo sobre la vida y el trabajo, du- rante los 6 meses que compartimos en el tambo que manejan.