Producir XXI, diciembre 2020

Comida y agua disponibles y en horario… Fundamentales.

La agenda de los rumiantes

Juan José Couderc, Med. Vet. 

www.morefeednutricion.com

El orden en disponibilidad de alimentos y en horarios de suministro tiene en tambo y en feedlot un impacto promedio del 5% en la producción, es decir en la eficiencia de conversión en leche y carne.

“¿Cuál es la mejor hora para racionar?… “a veces no podemos racionar siempre a la misma hora… siempre algo se nos rompe o nos retrasa” “Las mandamos a pastorear a la mañana y a la tarde las encerramos con silo hasta el otro día” “Racionamos los corrales 2 veces al día… sabemos que más veces es mejor pero no podemos” Estas conversaciones son habituales cuando los técnicos – después de anotar puntillosamente la dieta que recibe cada lote o tropa (llamémoslo la “nutrición) – empezamos a bucear en esa actividad tan compleja y con tanto impacto potencial: la Alimentación.

La temática es extensa y compleja, nos centramos en dos conceptos básicos: #Disponibilidad de alimentos  y  #Horarios de suministro

Comida siempre disponible.

Los rumiantes, vacas y novillos, evolucionaron en muchas generaciones, miles de años, para comer mucho y de baja concentración de nutrientes, es decir pasto. Además, lo hacen en bocados pequeños, y varias horas al día. En pastoreo extensivo, dedican 14 a 16 horas por día a comer y rumiar (mitad del tiempo para cada actividad) y necesita descansar (no masticar) un mínimo de 8 horas. 

En el feedlot el proceso es más sencillo, debemos lograr que haya comida prácticamente siempre disponible en el comedero. La ración de la tarde es la más importante, ya que por los horarios de los operarios hay más horas entre la ración de la tarde y la del otro día. Pero también, en momentos de calor, los animales marcadamente comen más por la tarde, acercándose al anochecer, y debemos ajustar las cantidades a ese ritmo. 

Debemos manejar el comedero de manera tal que los vacunos coman con tranquilidad sin empujones ni topadas, y esto se logra manejando adecuadamente la cantidad de comida y los horarios de suministro.

Definir horarios que se puedan cumplir y respetarlos.

Todos somos animales de costumbre, los vacunos no son la excepción. Cumplir horarios es clave para el metabolismo, que se prepara para recibir los alimentos para su digestión. Se liberan hormonas, se preparan los órganos digestivos y la ubre para sintetizar la leche, por lo tanto es lógico que si movemos los horarios permanentemente, el sistema va a sufrir un desfasaje, que impacta en la salud y en la producción.

La tranquilidad de los animales es un factor clave. Recibir alimentos horarios habituales genera tranquilidad. Nada menos. Alimentar en tiempo y forma desactiva mecanismos de alarma, disminuye la competencia en el lote (donde siempre pagan los organismos más sensibles, vacas frescas, terneros más débiles, etc.) 

Por el contrario, la inestabilidad de horarios crea combatividad, consumos bruscos, individuos que no comen, con su correlato en la digestión, afectando el rumen, con acidosis, subclínica, clínica, timpanismo, torsión de abomaso, y todo lo que esto desencadena (endotoxemia, diarreas, patología podal, etc.). Las alteraciones muchas veces se dan los fines de semana, por lo cual los problemas se hacen visibles 4 días después, en mitad de la semana.

Los $ dicen “sí al orden” en tambo y en feedlot

Poner números a estos fenómenos es dificultoso y la información científica no siempre brinda resultados claros. Los experimentos que sólo modifican los horarios de consumo, no afectan la cantidad de comida ni la competencia en el comedero (se usan comederos individuales) por lo que el efecto puro de cambiar horarios no siempre se manifiesta. 

Corregir cualquier desmanejo que afecte la normal digestión ruminal, tiene un impacto que puede marcar mejoras del 2 al 10% en la producción, es decir en la eficiencia de conversión con el mismo costo de alimentos. Para darle dimensión a esto tomemos un promedio del 5% y comparemos: esto es igual a la mitad del resultado neto promedio del tambo en lo que va del 2020. Y en feedlot sería ganar algo, dados los magros resultados que hoy tiene la actividad.

En la producción lechera, la rutina de ordeñe, esperas, caminatas, etc., se intercalan con estas actividades y consumen tiempo, mientras que en el feedlot, ofrecemos la ración en grandes cantidades, en pocos momentos al día, y con espacio acotado de comedero… ¿Cómo compatibilizamos esto con la naturaleza del vacuno?

Disponibilidad es la clave. Siempre debe haber alimento disponible. También agua, que es el principal nutriente y que se escasea hace que los animales consuman menos forraje. En los ordeñes sin racionamiento en sala, tener en cuenta que se debe compensar con alimentación en otro momento.

Las vacas luego del ordeñe tienen hambre, deben recibir una importante ración luego de cada ordeño. El acceso al comedero es fundamental, tanto la comodidad para llegar al mismo como que tengan el espacio suficiente para comer todas al mismo tiempo. Esta es una de las razones por las que en muchos casos es conveniente hacer un rodeo de vaquillonas de 1er parto, separado de las vacas adultas. 

En los vacunos hay dos momentos clave: de noche la vaca rumia y descansa más. Durante el día come más, y prefiere hacer su consumo máximo por la tarde, lo cual es lógico ya que por la tarde el pasto tiene más azúcares (pasó más horas fotosintetizando) y es más rico y balanceado en nutrientes. También tiene más tiempo a la noche para rumiar esa fibra que consumió en mayor cantidad por la tarde.

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