Producir XXI, abril 2024
Relación entre método de pastoreo y elección de especies forrajeras
Cada especie forrajera, o grupo de especies forrajeras, poseen hábitos de crecimiento muy definidos, y a la vez, diferentes del tipo de crecimiento que poseen otras especies forrajeras. Esto debe tenerse muy en cuenta, a la hora de pensar en una consociación, cuando hemos decidido sembrar una pastura.
Cómo rebrotan las forrajeras
Repasemos un poco el hábito de crecimiento que poseen especies de gramíneas (poáceas), versus el que tienen las leguminosas (fabáceas), con el objeto de aclarar este aspecto de manejo, que siempre se da por entendido y conocido, y a veces no es tan así.
Así es en las gramíneas
En condiciones normales, mientras la planta se mantiene en estado vegetativo, las gramíneas no experimentan elongación de sus entrenudos. En ese estado, las nuevas hojas se desarrollan desde la base de la planta y los nuevos macollos se producen a partir de las yemas ubicadas en las axilas de las hojas. Así es que la yema apical se mantiene muy próxima al suelo y la defoliación producida por un corte o pastoreo elimina sólo hojas total o medianamente desarrolladas.
El rebrote siguiente, provendrá de aquellas hojas que aún no han completado su desarrollo y de las hojas nuevas, que se formaron a partir de primordios en la yema apical. Al no ser alcanzada por la defoliación, la yema apical de estos macollos, siguen produciendo hojas. En estas condiciones el rebrote, es relativamente rápido.
Si la defoliación, en cambio, se produjera luego de comenzada la elongación de los entrenudos, es muy probable que la yema apical esté por encima de la altura de corte y consecuentemente sea eliminada. En este caso, el rebrote siguiente sólo será posible a partir de otras yemas, ubicadas por debajo de la altura de defoliación. Como en ese momento ha comenzado el proceso de floración, la planta disminuye el macollaje, por la acción de las hormonas y la eliminación de la yema apical desinhibe a las yemas axilares que comenzarán a generar nuevos macollos. Pero todo este proceso lleva tiempo, y por consiguiente, en este caso el rebrote es sumamente lento.
Cómo es en las leguminosas
En el caso de algunas leguminosas forrajeras estoloníferas, como es el caso del trébol blanco, las yemas y meristemas de crecimiento se encuentran siempre muy próximos al suelo, o bien, por debajo del nivel de corte o sobrepastoreo, por los que sus yemas no son normalmente dañadas por la defoliación y en casi todos los casos su rebrote es rápido.
En cambio, en el caso de aquellas leguminosas de tallos erectos, como es el caso de la alfalfa, las yemas y meristemas apicales están siempre por encima de la altura de defoliación, debido a la rápida elongación que se produce en los entrenudos de sus tallos
El rebrote, luego del corte, se originará de las yemas de la corona y/o de la parte basal de los tallos, que no hayan sido afectados por el mismo. Estas características hacen que la defoliación tenga importantes efectos en el crecimiento, la producción y la persistencia de este tipo de especies forrajeras.
Una síntesis simplificada
Las características morfológicas y fisiológicas de las distintas especies forrajeras hacen que requieran distintas frecuencias e intensidades de defoliación, para lograr lo máxima producción.
En general, podemos decir que aquellas especies de porte rastrero, estoloníferas o rizomatosas, de crecimiento continuo se adaptan o toleran mejor las defoliaciones frecuentes y poco intensas. Por otro lado, las especies forrajeras de porte erecto y de crecimiento cíclico se adaptan mejor a los cortes o pastoreos poco frecuentes y en general, más intensos.
En el cuadro 1 se han ordenado las especies forrajeras más difundidas según su comportamiento frente al pastoreo o corte y su recuperación posterior:
Las especies del subgrupo BA, si bien tienen un comportamiento intermedio, se asemejan al grupo A. En cambio, las del subgrupo BC, se asemejan al grupo C.
La festuca alta es una especie sumamente plática, que responde a distintos tipos de frecuencia e intensidades de pastoreos. La plasticidad de cada especie puede afectar en forma muy importante los resultados obtenidos con diferentes métodos de pastoreo.
El efecto del método de pastoreo, y la variación implícita en la frecuencia o en la intensidad de defoliación, pueden interactuar con el mayor o menor crecimiento estacional que tienen las especies de la pastura, y posibilita el control o manipuleo de la composición de ésta. Es así, que cuando se realice un pastoreo intenso y frecuente, en un momento en que la especie considerada esté en activo crecimiento, resultará en una disminución de su capacidad competitiva, frente a las otras especies que soportaron este tipo de pastoreo.