Producir XXI, mayo 2022

Pensando el tambo del 2030: Eco-construcción de instalaciones de ordeño

ING. AGR. MIGUEL TAVERNA

Profesional INTA Rafaela Coordinador Programa Leche (INTA)

taverna.miguel@into.gob.ar

Un mensaje concreto, simple y que apunta a dos aspectos claves del tambo del fututo: mejorar las condiciones de trabajo de la gente y un mayor confort animal.

Invertir en las instalaciones es una decisión difícil dada la magnitud de los montos y la dificultad que implica analizarla estrictamente en términos de retorno o tiempo de recupero. Sin embargo y por sus múltiples connotaciones que trataremos a argumentar, esta herramienta se transforma en estratégica dentro de un tambo inteligente.

El ordeño demanda entre el 40-60% del tiempo total de trabajo de tambo. Replantear esta situación a partir de instalaciones operativamente eficientes tendrá seguramente externalidades positivas sobre el personal, los animales y el sistema en su totalidad. El incremento de la productividad de la mano de obra (mas leche o sólidos por operario) es el camino para remunerar mejor al personal. Desde el punto de vista empresarial, es lo que va permitir justificar económicamente estas inversiones: menor participación del costo de mano de obra sobre la facturación.

Las instalaciones deben ser operativamente eficientes, simples, del menor costo posible sin perder eficiencia, seguras y confortables para el personal y los animales. Se pretende además, que aporten a la eficiencia energética, prioricen la utilización de materiales constructivos locales, minimicen la emisión de gases con efecto invernadero, incluyan la gestión de los residuos y se integren adecuadamente al paisaje. De estos objetivos se desprende el concepto de eco-construcción mencionado en el título.

Los diseños de las instalaciones de ordeño fueron continuamente mejorados con los aportes realizados por los mismos usuarios y por diferentes disciplinas, tales como la ergometría, la etiología y el bienestar animal.

Este contenido rescata tecnologías básicas disponibles desde hace muchos años pero aún con relativa baja adopción en nuestro país.

Por dónde empezar

  • Automatización del lavado de la ordeñadora y del tanque de refrigeración, que permiten ahorrar 3-4 horas de trabajo del personal por día. Además, al estandarizarse estos procesos (tiempos, temperaturas, concentración de productos) seguramente tendremos mejores resultados y regularidad en la calidad bacteriológica de la leche. Evitamos manipular bidones o bolsas de químicos lo cual reduce sustancialmente riesgos.
  • Detección del final de ordeño y extracción automático de pezoneras, que permite reducir el tiempo de rutina por vaca. Para similar tiempo de ordeño, un operario puede atender adecuadamente 4-6 unidades de ordeño adicionales (40-60% de incremento del rendimiento por persona). Además eliminamos el sobre-ordeño y los riesgos asociados a un mal retiro del grupo de ordeño.
  • Puerta arreadora, que facilita el ingreso de las vacas al sector de ordeño. Hemos registrado que la combinación de una puerta arreadora y un ingreso frontal posibilita que alrededor de un 70% de las vacas ingresen solas y se redujo a la mitad los tiempos de ingreso por vaca. Para un tambo de 200 vacas implica 300 km y 120 horas menos caminada y trabajada por año y operario, respectivamente.
  • Puertas de aparte a la salida del ordeño, que, asociadas a la identificación electrónica de cada vaca, tienen consecuencias operativas muy importantes para los operarios (evita desplazamiento) y las vacas (golpes, caídas de vacas que se producen cuando hay que separar 1 o 2 vacas de una mangada).