Producir XXI, noviembre 2022

Estrés calórico y mastitis

Sergio Castro Méd. Vet.

Asesoramiento en Calidad

de Leche Comisión Directiva

APROCAL +54 9 2396 51 0345

Vuelve el calor y una vez más debemos replantear las medidas a seguir en busca de aminorar el impacto que tiene sobre el sistema. El estrés calórico influye también sobre la mastitis.

Todos conocemos cómo el alto índice de temperatura y humedad (ITH) altera la fisiología de la vaca lechera afectando la producción, la reproducción y la incidencia de enfermedades, pero no muchos consideran con la debida antelación, una estrategia pensada y organizada.

Qué ocurre con las vacas

Las vacas más productoras son las más afectadas debido a su alto metabolismo basal. El consumo se reduce, aunque ésto solo justifica el 50% de la baja en la producción ya que el otro 50% es a causa de un aumento en los requerimientos nutricionales demandados por el sistema metabólico en busca de poder disipar el calor.

Los horarios dedicados al consumo también se modifican, prefiriendo horas tempranas a la mañana, y a la tarde/noche cuando el calor no es tan intenso.  La constante tendencia a buscar áreas húmedas y frescas, concentrara a las vacas en zonas contaminadas, como las sombras o los montes y más cuando éstos no cuentan con las dimensiones recomendadas (mínimo 4 m2/animal), exponiéndolas a un mayor riesgo de sufrir infecciones mamarias, agravado por un sistema inmune ineficiente debido a una mayor liberación de cortisol.

Finalmente, son bien conocidos los cambios en el comportamiento y rendimiento reproductivo, las horas del estro y su duración, son afectadas atentando contra la tasa de detección y tasa de concepción estival.

Estrategias

Algunos productores con sistema de duchas y ventiladores en el corral de espera, optan por tener sus vacas en el horario pico de calor en el tambo, ya que aquí pueden refrescarlas en un momento donde la actividad es reducida. Otros prefieren moverlas en horarios de menor radiación solar, lo que también es aceptable siempre que las condiciones de sombras en el campo sean las adecuadas y exista un protocolo de mantención.

Una estrategia de refrescados frecuentes a lo largo de día, con períodos de 30-45 minutos en ciclos de 30-40 segundos de mojado (tamaño de gota de 3-5 mm) más ventilación forzada, ha mostrado excelentes resultados medidos en función de la temperatura rectal o tasa de jadeo.

En todos los casos, nunca será aceptable no contar con un sistema de sombra en el corral de espera o lo que puede ser peor, uno mal diseñado con una altura menor a 4 m del piso y tamaño de gota de rociadores muy pequeña que genera un ambiente de humedad relativa muy alta. Para esta época, es recomendable no manejar una densidad animal en el corral muy alta (no menos de 1.9 m2/vaca) y un tamaño de rodeo en función de no tener a las vacas, más de 1 hora en espera.

¿Qué ocurre con la mastitis?

Es esperable que, en sistemas extensivos, los casos clínicos de mastitis aumenten como consecuencia de todo lo mencionado más anteriormente. El nivel de suciedad de ubres en general se ve afectado y esto aumenta la tasa de infecciones por bacterias que habitan el barro, las sombras y zonas húmedas del campo. La rutina de ordeño en este caso, lamentablemente pierde calidad considerando que el objetivo debe ser ordeñar ubres limpias, secas y en lo posible desinfectadas. La desinfección de pezones con antisépticos de calidad, es un punto no negociable dentro de la rutina en este período.

Es deseable, generar protocolos de mantenimiento de todas las áreas en función de brindarle un aceptable confort a lo largo del día y aunque así debería ser siempre, en este período es trascendental debido a que las vacas además de una mayor exposición a microorganismos, están “luchando” para lograr su termorregulación.  

Pérdidas económicas por mastitis

Solo por mastitis clínica y tomando como referencia el trabajo de APROCAL donde determinó un 4% de nuevos casos en 15 días en promedio de tambos de Argentina. Aumentar ese número en 2 puntos quincenales, significarán 4 nuevos casos por mes cada 100 vacas en ordeño. De acuerdo con el trabajo de Claves, hay una merma de hasta 400 litros en vacas multíparas que tienen al menos un caso de mastitis, por lo que representaría $88.800 ($55.50/lt) menos en el sistema, solo justificado por una baja en la producción. Si le sumamos el gasto en medicamentos y la leche descartada, las pérdidas son mayores a tal punto que solo esta enfermedad justifica tomar todos los recaudos para disminuir el daño económico que tiene el verano sobre nuestro tambo. Finalmente, una mención especial es para las vacas secas. No considerarlas dentro de un plan de refrescado, significarán grandes pérdidas productivas tal como ocurriera el pasado verano 2022 donde se vieron afectadas las curvas de lactancia de vacas que al momento de los altos ITH, estaban en su período de seca.