Producir XXI, marzo 2021

Cuando comer es una adicción

Lic. Josefina Marcenaro
Licenciada en Nutrición
jmarcenaro@hotmail.com

Comer por placer
La adicción alimentaria es un trastorno que se caracteriza por un deseo incontrolable de ingerir alimentos generalmente con alto contenido de grasas y azúcares.
Los sistemas de recompensa del sistema nervioso central son controlados por neurotransmisores responsables de las conductas aprendidas y de responder a factores placenteros o de desagrado. Hay determinadas sustancias adictivas que producen un efecto de asociación artificial de placer. Si estas sustancias o alimentos se consumen regularmente, afectan directamente produciendo el inicio del proceso de adicción. Algunos alimentos que pueden afectar a este sistema son justamente los azúcares y las grasas.

Síntomas de la adicción a la comida:

  • Comer más de lo normal, de manera compulsiva, irrefrenable y a deshoras.
  • Antojos, ganas de comer cualquier cosa
  • Culpabilidad después de comer.
  • Predilección por alimentos altamente calóricos, azucarados.
  • Baja autoestima.
  • Excusas sobre el problema.

Las conductas adictivas afectan a circuitos cerebrales, dando lugar a sensaciones placenteras. En gran parte la selección de esos alimentos se da porque activan el sistema de recompensa cerebral de manera similar a las drogas. Generan una  liberación de neurotransmisores como la dopamina y oxitocina, lo cual desencadena una necesidad de repetir la conducta. Así se torna compulsivo, repetitivo y no controlable.
Estos comportamientos adictivos pueden aparecer en diferentes trastornos alimenticios como el atracón, la bulimia nerviosa o la obesidad, y aunque se relaciona con la obesidad, las personas con peso normal también pueden padecer adicción a la comida. Se han reconocido mecanismos neurobiológicos implicados en estos patrones adictivos, sin embargo, la adicción a la comida aún no ha sido considerada un trastorno independiente.

Comidas y emociones
Trabajo mucho con el vínculo comida–emoción, y lo considero de suma importancia para poder tratar a pacientes con sobrepeso, obesos o con este tipo de trastornos compulsivos. El sistema de “recompensa” debe ser modificado y esto es muy difícil si primero no se toma conciencia.
Socialmente comemos para mucho más que mantener nuestras necesidades fisiológicas o nutritivas. No comemos sólo para sobrevivir, lo hacemos también para compartir, festejar, “tapar emociones no puestas en palabras” o como recompensa inmediata o premio. Y es aquí donde aparecen los trastornos porque comer no hace que la persona se sienta más aliviado, comer no va a sacar la tristeza que sentía….simplemente la “tapa” y luego se encuentra con doble frustración. Es por eso que es importante el trabajo multidisciplinario, el trabajo en equipo con otras profesiones para poder ver a la persona como un todo, entender su ambiente, sus hábitos, su sentir.
En neurociencia se habla mucho de “reprogramar” el sistema de recompensa. Lo que se busca allí es dejar de tener como referencia de placer “comida-alimento” (por lo general de calorías vacías) y buscar algo más saludable, como poder hablar, meditar, etc. Para poder ordenar lo que está pasando.

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