Producir XXI, julio 2022

Nos dejó para siempre Don Carlos Crovetto “EL PADRE DE LA SIEMBRA DIRECTA”

Ing. Carlos Llamosas Asesor privado

Carlos.llamosas@gmail.com

El 17 de junio falleció a los 88 años Don Carlos Crovetto Lamarca, “EL PADRE DE LA SIEMBRA DIRECTA”, con mayúsculas. Lo conocí, compartí mucho con él y así lo recuerdo.

Tuve oportunidad de conocerlo en los Congresos de Aapresid, a fines de los 90, compartir con él muchas jornadas técnicas, lo invité a participar en un Seminario de capacitación técnica en Universidad de Belgrano en el año 2000; y tuvo la enorme generosidad de invitarme compartir 2 días en su querido Fundo Chequen en Chile, en Concepción, en latitud similar a Bahía Blanca. Muy amigo y “compinche” del Ing. Jorge Molina. Hablaban el mismo idioma.

Nos ha dejado, pero nos ha legado con su ejemplo un recuerdo imborrable.

Una de sus frases era: “Hay que alimentar al suelo, ya que de allí se alimentan luego las plantas”. Y lo fundamentaba: “El agricultor mira la parte superior de la planta, las espigas, pero no debe olvidarse de lo que hay debajo, en el suelo”.

Don Carlos sabía muy bien que allí, en el suelo, se producen una serie importante de procesos microbiológicos, físicos y químicos que facilitan la capacidad de penetración de las raíces para la absorción de agua y nutrientes. También aumenta la porosidad permitiendo una buena aireación, favorece la acción de enzimas que marcan la bioactividad del suelo y de los compuestos mucilaginosos, ricos en proteínas y muy estables que mejoran la estructura del suelo. Todo esto gracias a la lenta descomposición de los rastrojos que quedan en cobertura, evitando la erosión y mejorando la infiltración y retención del agua. Una de sus frases destacadas era: “El Grano es para el Hombre, el Rastrojo es para el Suelo”.

Mediante técnicas conservacionistas, tan solo entre 1988 y 1995, don Carlos Crovetto transformó los suelos de su predio Chequén, aumentando el nivel de fósforo y potasio disponible, la capacidad de intercambio catiónico pasó de 11 a 26 meq/100 gr. suelo, la materia orgánica se triplicó en los primeros 5 cm. y el pH se elevó más de 1 punto, acercándose a la neutralidad. Todo esto por acción de la cero labranza y el manejo de los rastrojos que enriquecen los procesos microbiológicos del suelo. Sus cultivos eran el maíz, el triticale y el lupino, este último como “cultivo verde” cuyo objetivo es mantener el suelo activo durante el invierno, captando energía mediante la fotosíntesis, e incorporando carbono al suelo, además de la fijación de Nitrogeno libre y por simbiosis.

Pero no se quedó en su predio. Recorrió el mundo dando charlas, exponiendo en Congresos y generando intercambios con productores y asesores de muchísimos países. Siempre sus aportes enriquecían y motivaban a todos. Realmente fue siempre muy cierta esta frase sobre él: “Don Carlos supera el límite de lo posible”.

Hasta siempre Don Carlos, con nuestra admiración, respeto y agradecimiento.