Producir XXI, enero 2023

Avena, productividad y sanidad: el aporte de la genética

Ing. María José Salgado

majo27_1@hotmail.com

Comentamos dos muy interesantes cultivares de avena generados por INTA Bordenave, Elena INTA y Sofía INTA de mucho interés por ser adecuadas ante el problema de roya.

En los últimos años, la aparición de nuevas razas de roya quebró la resistencia de todos los cultivares de avena disponibles en el mercado, y eso motivó al desarrollo de nuevos cultivares.

Con una superficie sembrada en la campaña 2021/2 de casi 1,5 millones de hectáreas, la avena es el principal verdeo de invierno en nuestro país. Su destino primordial es la producción de forraje en los meses de otoño, invierno y primavera, y también es utilizada para confeccionar reservas forrajeras. Sin embargo, suele ser susceptible a la roya de la hoja, un parásito que genera importantes pérdidas de rendimiento y calidad de forraje y de grano.

El INTA trabaja constantemente en el desarrollo de nuevas variedades de avena, a partir del mejoramiento genético, que resistan a esta enfermedad sin necesidad de aplicar fungicidas y mantengan un alto potencial de producción.

En los últimos años, la aparición de nuevas razas de roya quebró la resistencia de todos los cultivares de avena disponibles en el mercado, y eso motivó al desarrollo de nuevos cultivares con tolerancia y resistencia genética, debido a que ésta es la mejor herramienta disponible para manejar la enfermedad, desde el punto de vista productivo y ambiental.

“Para lograr una alta productividad, la adecuada elección del cultivar, la fertilización y la época de siembra son los factores de mayor peso”, destaca el Ing Fernando Giménez, especialista en mejoramiento genético de INTA Bordenave y coordinador del Programa de Cereales y Oleaginosas del INTA.

Elena INTA 

Es un cultivar que posee alta productividad de forraje, con excelente rebrote y es de ciclo intermedio a largo. Se caracteriza por ser totalmente resistente a todas las razas de roya de la hoja. Posee grano chico, lo que permite siembras al voleo, cuando se utiliza como cultivo de servicio o se siembra sobre un cultivo de maíz.

Y, si bien posee una amplia adaptabilidad a diferentes ambientes, Elena INTA está recomendada para el norte y centro-este de la región pampeana, donde la incidencia de la roya de la hoja es más frecuente y ataca con mayor severidad.

Sofía INTA

Esta variedad, por su parte, posee alta productividad de forraje, sumado a un alto potencial de rendimiento de granos y un muy buen comportamiento sanitario. Después de Elena INTA, es el cultivar de mejor comportamiento a roya.  Es de ciclo intermedio a corto, petizo y de muy buena caña.

Asimismo, es una variedad que, en ambientes de alta presión de enfermedad, posee bajos niveles de incidencia y severidad. Además, es multipropósito y es ideal para pastoreo directo, cosecha de granos y silajes de planta entera.

Si bien Sofía INTA posee una amplia adaptabilidad a diferentes ambientes, se recomienda para el centro–suroeste de la región pampeana. Ensayos realizados

en el campo experimental del INTA Bordenave demostraron que superó los 9.000 kilogramos de materia seca en varios cortes. 

Ambos cultivares ya están disponibles y se comercializan bajo convenios de vinculación tecnológica con la empresa Bayá Casal y su red de multiplicadores.

Es importante destacar que es fundamental adquirir semilla legal y fiscalizada, debido a que el cultivar es uno de los principales factores que define la producción. “Su costo incide poco en el costo total de producción y genera una alta tasa de retorno”, subrayó Giménez quien además valoró que hay muchos cultivares obsoletos que se venden en las denominadas bolsas blancas o bien están con identificaciones falsas. “Esto pone en riesgo la productividad y rentabilidad del cultivo, los productores saben que el forraje más caro es el que no se tiene, especialmente en el invierno”, añadió.

Fecha de siembra

Es un factor importante, por estar directamente relacionado con la rapidez de aprovechamiento y el volumen de producción. Esto puede verse en el esquema a continuación, que presenta los días que transcurren desde la emergencia al inicio de pastoreo según fecha de siembra y para una zona determinada. Según este gráfico, sembrando la avena en febrero se ganan 40-45 días de pastoreo respecto de la siembra de abril.