Producir XXI, abril 2022

Cambio de mentalidad en la ganadería: cómo ser parte de la solución y no del problema

Lucas Villamil

www.clarinrural.com

El especialista Andrés Costamagna afirma que la ganadería argentina puede ser una herramienta de mitigación del cambio climático. Es, productor, consultor, director de GanadosyCarnes.com y coordinador de Sostenibilidad de la Sociedad Rural Argentina.

La ganadería argentina puede ser una herramienta de mitigación del calentamiento global o puede no serlo. Eso afirma Andrés Costamagna, y remarca que para que lo sea debe haber un cambio real de la visión de los ganaderos y de sus empresas “para que contemplen además del margen bruto de la actividad sus externalidades positivas o negativas, para potenciar las primeras y eliminar las segundas”.

Suena como un desafío complejo pero asequible. Hay buena parte del sector productivo que ya parece estar rumbeando en esa dirección, aunque la ganadería argentina es tan diversa como su geografía. Hay sistemas extensivos sobre pastizales naturales, sistemas intensivos a corral, esquemas mixtos, infinidad de modelos adaptados a las posibilidades y recursos de cada región y de cada productor. Lo que Costamagna asegura es que siempre, de uno u otro modo participa la fotosíntesis en el proceso, por lo cual la ganadería en general no es una aportante neta al calentamiento global.

“Hilando más fino, cuando tenemos baja carga animal, en general tenemos mucha fotosíntesis, esto implica que a pesar que los animales producen poco en esos sistemas en la producción animal, su impacto sobre el calentamiento global es positivo, se fija más carbono que el que se emite, más fotosíntesis por animal -explica el productor en diálogo con Clarín Rural-. Cuando vamos a sistemas intensivos de alta carga por hectárea, siempre pastoriles, con suplementación, estos sistemas necesitan mediciones más certeras para saber si están siendo equilibrados, positivos o negativos respecto a su balance de emisiones, en estos sistemas es dónde se necesita una mirada más allá del margen bruto y es dónde se puede tener mucha potencialidad para capturar carbono en el suelo”.

Pero para que esto suceda, el especialista asegura que “se debe invertir en tecnologías de procesos, recortar las tecnologías de insumos, introducir protocolos y hacer mediciones certificables de lo que se hace y cómo se hace”. “Esto necesita a todo el equipo ganadero trabajando a full en el cambio de concepto general que será el cambio de paradigma”, remarca.

Respecto a los sistemas de engorde a corral, Costamagna dice que para evaluar el impacto ambiental de forma certera es vital preguntarse cómo es el manejo de efluentes, de qué manera se colectan, si se los aprovecha para producir biogás y abono orgánico. Con un buen proceso en ese eslabón, según el consultor, el sistema de engorde a corral puede pasar a ser un ejemplo de economía circular y el balance de carbono se puede llegar a equilibrar con algunas acciones como incluir sombras con plantaciones de árboles o cortinas de árboles alrededor de las instalaciones que cubrirán las emisiones.

Y agrega: “Mirando al engorde a corral en la Argentina tenemos que decir que aporta a la mitigación porque acelera el periodo de engorde de los animales, por lo tanto, disminuyen la edad a la faena, entonces la inclusión de 3 o 4 meses de engorde a corral tiene un efecto positivo sobre la ganadería argentina”.

Para Costamagna, la mirada de la ganadería basada en las vacas como un objetivo debe ser transformada a una mirada de las vacas como un medio capaz de producir bienes para la humanidad: “Proteínas de alta calidad como carne o leche, energía renovable, fertilizantes y servicios ecosistémicos”.

El referente de sostenibilidad de la SRA enumera entre esos servicios ecosistémicos la capacidad para capturar carbono, ser garantes de biodiversidad en sistemas de pasturas, pastizales, agroforestería, manejo de bosques con ganadería integrada, ganadería regenerativa, ganadería climáticamente inteligente… “Hay muchas acepciones para decir que es una ganadería con mirada de realidad aumentada, mirada más allá de las vacas, más allá de las emisiones, incluyendo a las personas, a la economía y al ambiente como un todo”, sintetiza, pero advierte que servirán de poco los esfuerzos si no se tienen sistemas de medición reales, auditables y creíbles.

“Esto es lo que el ganadero tiene que cambiar, debe medir, medir y seguir midiendo, darle una oportunidad a las nuevas tecnologías, a los jóvenes técnicos y a las herramientas tecnológicas, esto no se podrá hacer con el pensamiento tradicional de la ganadería argentina que sólo piensa que el Gobierno de Turno o el Estado es su enemigo que quiere fijar precios o anclar la inflación en base al precio de la carne, tampoco se hará si el Ministro de Agricultura piensa que la carne vacuna o la leche son bienes culturales de los argentinos. Podemos tener una gran oportunidad”, concluye.