Producir XXI, Mayo2024
Recordemos que la leche, es leche
Lic. Josefina Marcenaro
Licenciada en Nutrición
Instagram:
@josefinamarcenaronutricion
Que lindo recuerdo me trae el llamado de mi madre diciendo “a tomar la leche”. Solíamos ser varios en la pileta y mi mamá hacía varias jarras de leche con chocolate, pan con manteca o algún bizcochuelo para todos…. La merienda era infaltable y nadie la cuestionaba. Así mojados salíamos y entre risas y juegos “tomábamos la leche”.
En que momento este alimento pasó a ser malo… de almendra… de coco… o que no se consume por su precio… Analicemos un poco….
Definimos que es leche
Según el artículo 554 – (Res 22, 30.01.95) del Código Alimentario Argentino, «Con la denominación de Leche sin calificativo alguno, se entiende el producto obtenido por el ordeño total e ininterrumpido, en condiciones de higiene, de la vaca lechera en buen estado de salud y alimentación, proveniente de tambos inscriptos y habilitados por la Autoridad Sanitaria Bromatológica Jurisdiccional y sin aditivos de ninguna especie. La leche proveniente de otros animales, deberá denominarse con el nombre de la especie productora». ¿Y por qué cito al código? Porque cuando la leche NO es de VACA no se puede llamar así. Las bebidas vegetales que se venden actualmente NO SON LECHE. No digo que sean malas ni mucho menos solo digo que llamemos a las cosas por su nombre y que no mezclemos.
Personalmente soy de las amigas de los lácteos. Considero a la leche un alimento altamente nutritivo, accesible y muy versátil. Para mí es un alimento muy completo, rico en proteínas de alta calidad, que aporta calcio, magnesio, vitaminas liposolubles y aminoácidos esenciales que el organismo no puede sintetizar y que solo podemos aportar a través del alimento.
Por otro lado, el calcio lácteo tiene muy buena absorción (biodisponibilidad). Este mineral es esencial para el desarrollo y fortalecimiento de los huesos. Un vaso (200 ml) tiene aproximadamente un 20% de la dosis diaria del calcio recomendado, mineral fundamental para varias funciones del cuerpo.
Un superalimento, pero en su justa medida
La Argentina exhibe una larga tradición en el consumo de productos lácteos y un nivel de ingesta por habitante (casi 200 litros equivalentes leche/hab/año) comparable con el de países desarrollados. Además, la Argentina ocupa el 7º lugar en el ranking mundial de consumo per cápita de leche en polvo entera y el 8º en quesos.
Desde hace tiempo se han ido extendiendo una serie de falsos mitos sobre la leche de vaca que han puesto en tela de juicio a este alimento básico de nuestra dieta. Desde ya no se recomienda en bebés (lactancia materna exclusiva preferentemente), ni en alérgicos ni intolerantes.
Ahora bien, si bien considero a la leche un alimento “esencial” no quiero decir que se debería consumir en cantidades ilimitadas. Como todo alimento debe tener su criterio de consumo. No porque la leche sea buena y me gusta la incluyo en todo y dejo de comer otra cosa. Por eso ante todo siempre hay que tener presentes las 4 leyes de la alimentación: CALIDAD CANTIDAD ARMONÍA Y ADECUACIÓN.
Las Guías Alimentarias de nuestro país, sugieren ingerir 3 porciones por día como parte de una alimentación saludable. Sólo un 14% de los argentinos declara consumir las 3 porciones o más por día recomendadas (según datos de ÓMNIBUS KANTAR a 1000 personas mediante entrevistas online a hombres y mujeres mayores de 18 años en 2020), resaltando que un vaso de leche fresca equivale a una porción. O sea que con tres vasos por día se cubriría el ideal que se debe consumir.
Volvamos al vaso de leche…