Producir XXI, junio 2022
Emprendimientos asociativos: una iniciativa que no pierde vigencia en el agro
Ing Agr Ricardo D Thornton
Thorntonricardo14@gmail.com
El asociativismo, como expresión de la condición humana, es un método de organización empresarial u de otra naturaleza, donde se unen personas para llevar adelante un emprendimiento en común, que aporte posibilidades de éxito que no están al alcance de los miembros actuando individualmente.
La idea en general
La idea e iniciativa del asociativismo como modelo colectivo, asociado y colaborativo en el agro viene de lejos y quizás el ejemplo más perdurable en el tiempo son los modelos de las cooperativas agropecuarias. En escala menor existen ejemplos de emprendimientos algunos formalizados y otros basados en acuerdos entre partes donde prima la confianza, esfuerzo y riesgo compartido.
El campo argentino en el siglo XXI es muy desafiante en cuanto a las opciones de negocios, no tan común en décadas pasadas. Esta situación para algunos es una amenaza y para otros una oportunidad según las fortalezas y/o debilidades tengan las explotaciones involucradas y el ambiente urbano-rural que lo arropa. El campo cada vez se industrializa y tecnifica más, tanto tranquera para adentro como en redes de cercanía.
A los desafíos, ponerle iniciativa y creatividad
La actividad agropecuaria en general en el país se enfrenta a múltiples desafíos, más allá de las cuestiones climáticas como constante a gestionar. Los múltiples desafíos (climáticos, económicos, tecnológicos, logísticos, impositivos, ambientales, políticos, sociales, etc.) para gestionar una actividad productiva/comercial y mantenerse en la misma moviliza la creatividad de quienes gestionan cualquier sistema, modelo, escala de negocio en el agro.
El desarrollo de PYMES en diferentes formas de asociaciones de productores es un camino interesante a fortalecer para formar empresas que incentiven oportunidades de progreso localizado. Si la empresa crece, crece la comunidad donde está radicada. Agregar valor en origen en forma asociativa, es una manera -entre otras-, de promover una agroindustria con más inteligencia.
Desde siempre el productor ha sabido buscar distintas formas de utilizar los factores productivos como de gestion a fin de asegurar su supervivencia y, tratando de superar este límite generando excedentes económicos.
El aislamiento es enemigo del progreso
Para ello, en más de una oportunidad se ha visto que el productor y su familia buscó romper su aislamiento como unidad productiva a través de los más variados tipos de contratos o acuerdos desde la siembra en campos de terceros hasta, alquilando campos o realizando actividades asociativas de diversa tipología como magnitud.
Existe una amplia literatura sobre emprendimientos asociativos de diversa naturaleza desde los típicamente transitorios como la compra en común de insumos (semilla, plaguicidas, combustible, etc.), la comercialización compartida, hasta otras tipologías de mayor complejidad administrativa, escala e inversión. Es válido afirmar que las acciones/emprendimiento de asociativismo tiene mucho de ensayo y error. En las Pymes agropecuarias por la propia naturaleza cultural del productor es un desafío relevante involucrarse en una iniciativa asociativa. La construcción de articulaciones de recursos (mano de obra, económicos, maquinaria, etc.) y demandas (volúmenes de producción, calidad, etc.) puede implicar variadas estructuras organizativas en función de los objetivos perseguidos por los productores y su familia que se integran en una alianza de esta naturaleza.
Es cambiar de modelo de gestión
Es pasar de la gestión individual/familiar a otra totalmente distinta donde prima las decisiones colectivas/societarias. Unirse para sumar, es fácil en el discurso, pero requiere un proceso de aprendizaje, de conformar valores con la visión del negocio y puesta en común de criterios de gestión armonizadas y pautadas, de romper múltiples prejuicios, de escucharse y entender lo que significa el espíritu asociativo. El cambio al asociarse con sus riesgos o incertidumbres es el precio de la supervivencia en la economía capitalista que nos arropa.
Debe primar la racionalidad sobre el voluntarismo
Es cierto que también hubo experiencias que no alcanzaron los resultados esperados por motivos varios y se disolvieron. En general, los casos no exitosos tuvieron una génesis poco conversada, asimetrías variopintas entre los miembros y, un plan de negocio con expectativas exageradas para los plazos acordados. Primó el voluntarismo sobre la racionalidad que todo plan de negocio exige. En otros casos, el emprendimiento fue exitoso en sus primeras etapas y, luego se fue desgranando de socios por conflictos multicausales de crecimiento. Dichas experiencias negativas son un capital formativo a revalorizar en muchos casos, para la familia y la comunidad.