“Si quieres ir rápido, ve solo…si quieres ir lejos, ve acompañado” (Proverbio Africano)

Me resuenan testimonios reales donde, por ejemplo, los mismos empresarios me han transmitido:

• “Tengo la necesidad como padre, que mi hijo se introduzca en el mundo de gerenciar una Empresa y tenga una educación “no formal” en su rol como futuro empresario y valorar el “codearse” con pares con experiencia.”
• “La toma de decisiones acompañados nos ayuda enormemente a bajar los riesgos”.
• “Es el lugar para estar actualizado tecnológica y económicamente haciendo uso muy eficiente del tiempo. Me ayuda a anticiparme a la toma de decisiones”.
• “Tengo un “espacio inspiracional” donde encontrar nuevos desafíos”.
• “Como Empresario me ayuda recibir una “auditoria” externa, que marque desvíos de los objetivos y planes diseñados”.
• “Nos ayuda como Empresa Familiar a amortiguar los conflictos internos. Nos ayudan a solucionar problemas y no a agrandarlos”
• “Acceder a una RED de grupos de afinidad, o sea “grupo de grupos” me ayuda a profundizar temas específicos”.
• “Encuentro en el trabajo grupal, el aporte de soluciones y diversidad de respuestas a un problema que me es familiar y a su vez todos nos nutrimos con el intercambio”. Uno nunca sale igual después de una reunión”
• “Puedo ver en las Empresas colegas como le encontraron la vuelta a los mismos problemas de liderazgo de equipos de trabajo que el mío”
• “El grupo es un buen medio para integrarnos y relacionarnos con la sociedad. Tenemos mucho que aportar”

Confieso: me pierdo en un “mar de ejemplos”. Personalmente me cuesta pensar en Empresas que se gestionen en soledad. Somos seres sociales y por ello el impulso a estar con otros.

A lo largo de mi carrera profesional fui testigo de infinidad de casos de estas gestiones “en solitario” y aquellas “grupistas”. Las hay exitosas en ambos mundos.

Entonces … ¿qué las hace diferentes?

Aprendí …que el éxito del método de trabajo grupal consiste en generar un espacio de confianza entre los miembros, donde todo fluya.

Que los conflictos en grupo no son exentos a las relaciones humanas, pero los usamos de “trampolín y no como diván”. Convivimos y nos enriquecemos en el disenso.