Producir XXI, septiembre 2025
Fondo anticíclico en la empresa tambera: ¿posibilidad o utopía?

Ing. Agr. Félix Fares
felixfares57@yahoo.com.ar
La estrategia de implementar un Fondo anti cíclico en la empresa tambera es todo un desafío, y las formas de hacerlo pueden ser más de las que usualmente se suponen. Y por el lado de los beneficios, vale la pena.

usualmente se suponen. Y por el lado de los beneficios, vale la pena.
Nada nuevo bajo el sol
En el ámbito agropecuario son contadas las empresas que implementan los Fondos anti cíclicos. Los motivos de su escasa difusión son varios; entre ellos el cuestionamiento si se justifica hacerlo cuando estamos en un país con todos los avatares conocidos en su economía. De modo que siempre pueden existir justificativos (y por qué no excusas, al fin y al cabo) para desistir de contar con este fondo.
Partamos de la base que su existencia hace que haya una previsión para tiempos complicados, de esos que pueden aparecer sin aviso previo, y que pueden luego extenderse por un período que generalmente no se puede calcular.
¿Acaso un lastre?
Cada tanto aparecen excedentes monetarios (muchas veces sólo transitorios) en la empresa tambera. Varias vienen implementando, por ejemplo, la modalidad de invertir esos excedentes en Fondos comunes de inversión, de modo que ese dinero no permanece simplemente guardado, sino que va generando intereses, y con la posibilidad de llevar a cabo periódicamente los “rescates” que cada empresa quiera ir realizado a lo largo del tiempo.
En el caso de otras empresas, la posibilidad de contar con un Fondo anticíclico representaría para ellas tener que dejar inmovilizado un monto importante de dinero que se podría aplicar a otros destinos, por ejemplo, las inversiones tantas veces postergadas, desde el cambio del mixer, sumar otro tractor, reformar las instalaciones del tambo, entre otras. Y tomado de esa manera, eso del fondo anticíclico puede no resultar nada atractivo. Todo lo contrario. Porque implicaría inmovilizar fondos por si acaso….
Para colmo, puede suceder que no haya que recurrir a esa reserva, si estuviera, en el corto plazo. Y eso hace que alguno pueda suponer que se están malgastando recursos que se podrían estar utilizando ya para otros fines…por ejemplo desde inversiones hasta retiros “extraordinarios” de socios.
Y volviendo a quienes tienen sus dudas sobre la utilidad de este Fondo, la estrategia, llegada la crisis, sería en todo caso, acudir a un crédito bancario sin haber tenido que inmovilizar recursos…Hay más de un ejemplo de que esto ya viene ocurriendo.
O, en todo caso, cuando “el zapato apriete”, será cuestión simplemente de recortar gastos, vender un lote de vaquillonas preñadas para cubrir el bache financiero, renegociar los retiros de los socios, e incluso apelar a un crédito para contar con el capital de trabajo extra que hace falta. La pregunta es si todas esas medidas serán suficientes, y además, en el caso de los créditos, en qué nivel estarán las tasas de interés al momento de tener que solicitarlo…O si los socios querrán reducir sus retiros, o eventualmente dejar de ajustarlo, frente a esa situación de emergencia de la empresa.
La mencionada no deja de ser entonces una estrategia que generalmente se aplica, de modo que eso de contar con un Fondo anticíclico parece quedar en segundo plano frente a estas otras estrategias.
Y también sucede que, en momentos de excedentes monetarios, la prioridad adoptada sea utilizarlos para volcarlo todo en inversiones “que no pueden esperar”, de modo que no queda margen para generar ese fondo de reserva.
Mejor evitar malos entendidos….
Pero, para evitar malos entendidos, es necesarios aclarar que contar con este Fondo no implica solamente tener dinero de reserva, sino que además incluye otras alternativas.
En el caso de una empresa mixta, con agricultura de cosecha, ya hay casos de aquellas que han decidido contar con una reserva, pero no en dinero sino en granos. Por ejemplo, con la consigna, en el caso de “La Juanita”, de tener en reserva una campaña de agricultura, sea en granos entregados a fijar precio y/o embolsados en el campo. Convengamos que no son la regla sino más bien la excepción, pero es una estrategia nada despreciable.
Y yendo al sector tambero puede ser el caso del tambo de La Patriada, en el que en su momento se hizo una superficie de silos de maíz, cebada y pastura, equivalentes en total a dos campañas de consumo. De ese modo se logró contar con una campaña de silos de reserva. Esas toneladas, al fin y al cabo, también constituyen una forma de Fondo anticíclico, pero en otra moneda. Son un reaseguro frente a épocas en las que, por problemas climáticos, por ejemplo, no se puede haber picado la cantidad de silo necesaria para consumir. Ya ha sucedido en más de alguna oportunidad tener que salir a tener comprar una superficie de maíz para picar y así compensar al faltante, o eventualmente suplantar su falta por otro suplemento que hay que comprar, con el agregado del flete, y a veces hasta la comisión del intermediario.
El Fondo anticíclico no se refiere exclusivamente a reservas de dinero, sino que también pueden abarcar otros activos, entre ellos silos, rollos. Incluso capital hacienda…
¿Y después qué?
Ahora bien, la razón de ser de un Fondo anticíclico es que en algún momento habrá que utilizarlo (para eso está), sea en parte o en su totalidad. Es decir, que no se trata de una reserva “intocable y eterna” sino más bien de algo dinámico ya que ese fondo se va utilizando en función de las necesidades puntuales de la empresa a medida que haga falta.
Puede que la reconstrucción no pueda llegar a ser total sino parcial, en función de la situación de la empresa en ese momento. Y también puede ocurrir que no sea inmediata, sino que sea paulatina, de modo de alcanzar su nivel anterior dentro de algún tiempo.

