Muchos cambios, nos guste o no, no son de corto plazo

Muchas veces en la vida se presentan situaciones que quisiéramos cambiar pero que se dan de todas formas, aunque a nosotros no nos guste que esto sea así. No podemos elegir, es así… nos guste o no.

Algo así es lo que ocurre cuando queremos lograr cambios para mejorar algo en lo que vivimos y creemos que manejamos, aunque no sea tan así, sea la empresa, la familia, las relaciones con la gente, etc. Lo que nos ocurre es que queremos ir más ligero, producir cambios mucho más rápido… pero la realidad nos muestra otra cosa, nos guste o no: la vida misma nos dice que “Muchos cambios, nos guste o no, no son de corto plazo”.

Ante esta realidad… ¿Qué hacer…? La respuesta es sencilla: no hay que pretender apurar lo que no es posible apurar. No se puede dar el paso más largo que lo que aguanta el pantalón. Para esto es muy importante tomar en cuenta algunas ideas que son claves:

  • Planificación: ya que las mejoras serán lentas y progresivas es fundamental que tengamos un Plan. Que organicemos ese lento proceso de mejora, que fijemos objetivos y metas, que veamos que recursos tenemos y decidamos cómo ir avanzando. Si no hay un Plan nada se lleva a buen fin… entre otras razones porque estaremos trabajando sin saber adónde queríamos ir y lo más posible es que malgastemos recursos.
  • Esfuerzo: hay que trabajar duro y esto vale para todos, por ejemplo en una empresa. Cada cual debe hacer su trabajo, sea encargado, peón o propietario. Si “los de arriba” no dan el ejemplo ocupándose en serio de lo que es su responsabilidad, llegará un momento en el que nadie pondrá el hombro como debe ser.
  • Continuidad: no es grandes esfuerzos en momentos pico y luego dejarse estar. Es hacer como la gota de agua, que de tanto darle y darle termina agujereando la piedra. Es hacer duro y bien el trabajo cotidiano.
  • Hacer bien, lo mejor posible, cada uno lo suyo: nos podemos equivocar, y de hecho la forma de aprender realmente es hacer e ir corrigiendo los errores, pero el compromiso debe ser que cada uno haga lo suyo lo mejor posible, permanentemente.
  • Evaluación o seguimiento permanente: para aprender de los errores hay que comenzar por saber, conocer, lo que se está haciendo y cómo y que resultados se van logrando. Esto es tener algún sistema de seguimiento.
  • Correcciones: es decir no ser necio, no aferrarse a lo que uno hizo toda la vida si se vislumbra que puede haber formas de hacerlo mejor. Hay que atreverse a innovar.
  • Disfrutar de los avances: saber apreciar las pequeñas mejoras que se van logrando y compartirlas con el equipo de trabajo. Pocas cosas animan más al que hace el esfuerzo de subir la larga escalera que de vez en cuando mirar lo que ya lleva subido.
  • Resiliencia: es la capacidad de resistir frente a las dificultades. De esto los argentinos sabemos mucho, pero hay que cultivarla… darnos ánimo y seguir adelante.

Son ideas que esperamos nos sirvan a todos.

Hasta la próxima.

Ing. Agr. Luis Marcenaro

Director de PRODUCIR XXI

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

10 + 10 =