Buenos hábitos es más salud
Coordinar el ritmo laboral con un buen hábito alimentario es todo un desafío. En el consultorio veo caras raras cuando pido que organicen las viandas o pidan el menú escolar para tratar de conciliar los requerimientos de la rutina escolar, plagados de ajustados horarios y compromisos impostergables, con una alimentación adecuada.
Es responsabilidad de los adultos facilitar una alimentación capaz de proveer a los niños los nutrientes adecuados para optimizar su desarrollo físico y mental, recargar las energías consumidas durante la jornada y disminuir, a su vez, el riesgo a futuro de sufrir una serie de trastornos relacionados con una nutrición desbalanceada.
Se ha demostrado que cuantas más comidas se comparten en familia en edad escolar más probabilidades tienen los pequeños de adquirir buenos hábitos alimentarios que después les acompañarán durante toda la vida.