Licenciada en Nutrición
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Coordinar el ritmo laboral con un buen hábito alimentario es todo un desafío. En el consultorio veo caras raras cuando pido que organicen las viandas o pidan el menú escolar para tratar de conciliar los requerimientos de la rutina escolar, plagados de ajustados horarios y compromisos impostergables, con una alimentación adecuada.
Es responsabilidad de los adultos facilitar una alimentación capaz de proveer a los niños los nutrientes adecuados para optimizar su desarrollo físico y mental, recargar las energías consumidas durante la jornada y disminuir, a su vez, el riesgo a futuro de sufrir una serie de trastornos relacionados con una nutrición desbalanceada.
Se ha demostrado que cuantas más comidas se comparten en familia en edad escolar más probabilidades tienen los pequeños de adquirir buenos hábitos alimentarios que después les acompañarán durante toda la vida.
Intentar terminar antes el día para poder cenar más temprano sería muy útil. Para nuestra cultura las 8 de la noche pueden parecer muy temprano, pero es la hora fisiológica ideal. Hace aproximadamente unas 6-7 horas que almorzaste y además das más tiempo a tu cuerpo para que haga la digestión antes de acostarte.
Los escolares y adolescentes necesitan una buena dieta para crecer, desarrollarse, protegerse de las enfermedades y tener la energía para estudiar, aprender y ser físicamente activos.
Para que la alimentación del niño sea adecuada para su edad y pueda cumplir con las exigencias de sus actividades, es necesario que realice por lo menos las cuatro comidas principales y alguna colación (no más de dos por día) en el recreo del colegio.