Mezclas, especies y cultivares para la siembra de pasturas perennes templadas

Ing. Agr. Oscar Bertín

inForrajes, Biscayart semillas

¿Solas o en mezclas?

El tipo de suelo según su capacidad de uso, su fertilidad actual y la actividad productiva del establecimiento definen si la pastura es de una o varias especies y/o cultivares y cuáles son sus componentes.

En general, en los suelos más aptos existen más opciones en la formulación de las mezclas e incluso la alternativa del cultivo puro. También, cambia la pastura si la actividad ganadera es de cría, recría, invernada o lechería, siendo de menor a mayor la priorización de la calidad del forraje, principalmente digestibilidad y contenido de nitrógeno, “proteína”, en el forraje.

Conceptualmente las mezclas o una pastura pura dependen, desde el punto de vista de la acumulación de forraje, de si las especies que la integran se complementan o compiten entre ellas. El efecto complementario se da si la asociación produce más que la especie pura más productiva “mezcla transgresiva positiva”. Esto se da por que las especies de la mezcla exploran el espacio aéreo y/o del suelo diferente, porque una es erecta y otra rastrera y/o una profundiza en el perfil y la otra es más superficial o tienen desfasajes temporales, dado que una produce más en otoño-invierno y otra más en primavera-verano. Si esto no se cumple la consociación produce entre el componente menos y el más productivo o menos que el menos productivo “mezcla transgresiva negativa” y por lo tanto es más improbable que tenga sentido la mezcla.

En general, esto es fácil de obtener en las asociaciones de gramíneas y de leguminosas, pero menos frecuente en asociaciones de una misma familia ya sean leguminosas, gramíneas, compuestas o crucíferas. Esto se explica, por el aporte de nitrógeno que hace la leguminosa al sistema pastura, y particularmente a las gramíneas acompañantes.

Si el ambiente es cercano al óptimo para la alfalfa (suelos clase I y II por capacidad de uso), esta especie es la más productiva dentro de las forrajeras perennes templadas, fundamentalmente si no hay aplicaciones elevadas de fertilizante nitrogenado. En tal caso el agregado de otras especies, por ejemplo gramíneas, aumenta en forma marginal la producción de forraje o no lo hace, pero disminuye la calidad total del forraje, considerando las variables señaladas previamente.

En alfalfa importa mucho el tipo de latencia

En alfalfa la elección del cultivar, además de estar adaptado a ese ambiente en particular, debe tener en cuenta el tipo de latencia o dormancia invernal y esto depende del objetivo que la empresa ganadera desee para ese lote, con más dormancia para aquellos destinados a forraje conservado e invernada y menos para aquellos destinados a vacas lecheras o animales de cría de altos requerimientos, como en la cabaña. La elección del cultivar dentro de un grupo de latencia debe ser considerada en el marco de sus tolerancias y resistencias a plagas y/o enfermedades o a su adaptación a ese suelo y clima específico, según lo indican las redes de ensayos comparativos existentes.

Pasturas base gramíneas

Si la aptitud del suelo o las condiciones climáticas limitan el desarrollo de la alfalfa comienzan a surgir, como la opción a considerar, las pasturas base gramínea. Dentro de esta familia hay regiones edafoclimáticas aptas para el raigrás perenne o pasto ovillo o festuca alta o agropiro alargado. La cebadilla criolla más allá de una alternativa como acompañante de la alfalfa en suelos fértiles y en modelos donde no se priorice la calidad durante todo el año, generalmente es un complemento de otras mezclas forrajeras. En estas últimas situaciones, en las pasturas de gramíneas perennes a las que no se apliquen dosis altas de fertilizante nitrogenado necesariamente para que sean muy productivas requieren de su asociación con leguminosas, como lotus tenuis o corniculado, trébol blanco y/o rojo o tréboles de olor.

Los experimentos demuestran que las gramíneas perennes citadas deben ser acompañadas por las leguminosas complementarias entre sí, es decir una que produzca a fines de invierno-primavera y otra a fines de primavera-verano y en lo posible con raíces de diferente profundidad. Ejemplos de estos casos son mezclas de festuca alta + trébol blanco + lotus corniculado o trébol rojo para suelos de aptitud intermedia (clases III y IV por capacidad de uso).

¿Festuca continental o mediterránea?

Dentro de festuca alta hay que considerar el ecotipo de cultivar según su origen: continentales/norte de Europa, mediterráneos o intermedios, en función de las prioridades empresariales de producción de forraje. Los mediterráneos producen más forraje a fines de otoño-invierno y  los continentales a fines de primavera-verano. Si el ambiente climático es muy restrictivo y/o los suelos son de clase VI o VII la especie gramínea perenne cultivada apropiada es agropiro alargado. En los primeros puede ser el lotus tenuis la leguminosa acompañante y en los segundos sólo los melilotus o tréboles de olor tienen adecuada adaptación.

El orden del potencial de producción de las mezclas y especies, con las limitantes edafoclimáticas para cada caso, adecuado manejo de la defoliación y sin fertilizante nitrogenado, es de mayor a menor según el siguiente esquema:

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