Producir XXI, mayo 2020

Consejos del Martín Fierro a sus hijos

José Hernández escribe en 1872 “El gaucho Martín Fierro” y luego, en 1879, “La vuelta de Martín Fierro”. Consideradas en su totalidad la obra maestra de nuestra literatura gauchesca, como todo clásico sigue hablándonos a nosotros, lectores del siglo XXI. Son recordados los consejos de Martín Fierro a sus hijos que bien vale tener presentes hoy. Seleccionamos algunos de esos consejos:

Un padre que da consejos
Más que padre es un amigo;
Así, como tales les digo,
Que vivan con precaución:
Nadie sabe en qué rincón
Se oculta el que es su enemigo.

Yo nunca tuve otra escuela
Que una vida desgraciada;
No se extrañen si en la jugada
Alguna vez me equivoco
Pues debe saber muy poco
Aquel que no aprendió nada.

Las faltas no tienen límites
Como tienen los terrenos,
Se encuentran en los más buenos,
Y es justo que les prevenga:
Aquel que defectos tenga
Disimule los ajenos.

Al que es su amigo, jamás,
Lo dejen en la estacada;
Pero no le pidan nada
Ni lo aguarden todo de él:
Siempre el amigo más fiel
Es una conducta honrada.

Ni el miedo ni la codicia
Es bueno que a uno lo asalten,
Ansí, no se sobresalten
Por los bienes que perezcan,
Al rico nunca le ofrezcan
Y al pobre jamás le falten.

Bien lo pasa hasta entre pampas
El que respeta a la gente;
El hombre ha de ser prudente
Para librarse de enojos;
Cauteloso entre los flojos,
Moderado entre valientes.

El trabajar es la ley,
Porque es preciso alquirir;
No se espongan a sufrir
Una triste situación:
Sangra mucho el corazón
Del que tiene que pedir.

Aprovecha la ocasión
El hombre que es diligente;
Y téngalo bien presente
Si al compararla no yerro
La ocasión es como el fierro,
Se ha de machacar caliente.

Muchas cosas pierde el hombre
Que a veces las vuelve a hallar;
Pero les debo enseñar,
Y es bueno que lo recuerden:
Si la vergüenza se pierde
Jamás se vuelve a encontrar.

Los hermanos sean unidos,
Porque ésa es la ley primera;
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea,
Porque si entre ellos pelean
Los devoran los de afuera.

Respeten a los ancianos,
El burlarlos no es hazaña;
Si andan entre gente extraña
Deben ser muy precavidos,
Pues por igual es tenido
Quien con malos se acompaña.

El hombre no mate al hombre
Ni pelee por fantasía;
Tiene en la desgracia mía
Un espejo en que mirarse:
Saber el hombre guardarse
Es de gran sabiduría.

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