Alimentación y manejo para potenciar la producción de leche en litros y en sólidos

Ing. Agr. Sebastián Tellaeche

Departamento Técnico GEPSA Feeds

 

A medida que los rodeos lecheros aumentan su producción, cubrir sus requerimientos es un desafío mayor. En consecuencia, se han desarrollado nuevos modelos nutricionales que permiten simular mejor la performance de la vaca. Estos sistemas permiten mejorar la formulación de dietas, pero no es todo cuestión de la dieta!

Es frecuente escuchar que no se produce la cantidad de la leche para la cual se está alimentando. Y debido a que la producción es consecuencia de varios factores, no basta con tener una dieta adecuadamente balanceada, es necesario conocer la influencia del ambiente, el manejo, y características del animal, como por ejemplo el peso de las vacas.

Dieta balanceada

Es aquella que “contiene los distintos ingredientes seleccionados por sus nutrientes y que se suministra estrictamente de acuerdo a los requerimientos del rodeo.” Este tipo de dietas tienen en cuenta las metas productivas y las reproductivas, así como también apunta a mantener la salud, confort y longevidad, obteniendo los mayores beneficios marginales y considerando el impacto ambiental.

Conocer aspectos del animal como los días en leche o en qué momento de su curva de lactancia está, permitirá adecuar la dieta para satisfacer sus requerimientos. En este sentido, el peso corporal es un aspecto fundamental porque determina los requerimientos de mantenimiento, crecimiento y consumo; y si queremos maximizar la producción debemos maximizar el consumo. Este último, depende también del manejo que hagamos, ya que, si queremos que la vaca produzca, necesitamos que descanse alrededor de 12hs diarias; si le quitamos parte de ese tiempo por falta de espacio de comedero, baja disponibilidad forrajera, tiempos largos en el corral de espera y otros, resignará consumo, pero nunca descanso, afectando negativamente la producción. No hay que olvidar que la vaca es un rumiante y como tal necesita echarse a rumear (regurgitar la comida y remasticarla) para mantener la salud ruminal.

1 km de caminata “gasta” 0,5 litros de leche

Un aspecto importante de manejo es la actividad que realiza la vaca, de ellas la distancia caminada parece ser la más importante según números estudios realizados en Australia en rodeos en pastoreo que sostienen que por cada km que camina se requiere la misma energía que para producir 0,5 litros de leche. Tomando este dato y diseñando estrategias de pastoreo para los distintos rodeos podemos mejorar la producción. No olvidar aquí la ubicación de los bebederos, ya que muchas veces la distancia de estos al lote es muy grande.

El calor afecta al consumo

Respecto del ambiente, en general podemos decir que las vaquillonas de reemplazo son sensibles al frio, las vacas secas son sensibles al frio y al calor, y las vacas en lactancia son principalmente sensibles al calor. Las Holstein lactando pueden tolerar bajas temperaturas, pero son más susceptibles al estrés por calor a partir de los 25-30°C. Es también importante recordar que este impacto no está solo relacionado con la temperatura. La humedad relativa juega un papel muy importante, especialmente durante estrés por calor. Mientras mayor sea la humedad peor es para la vaca.

La magnitud de la disminución del Consumo de Materia Seca (CMS) es variable y depende no sólo de las condiciones estresantes del ambiente sino también del estatus fisiológico del animal. Así, se pueden cuantificar disminuciones del CMS del orden de 25 a 30% en vacas durante la transición a la lactancia (ver gráfico N°1) o tan sólo del 5 al 8% en categorías de baja producción (menos de 15 lt/VO/día), en vacas de lactancia avanzada y en vacas secas.

Cuando hablamos de ambiente no podemos dejar de mencionar el barro, las vacas que transitan callejones, corrales, accesos a bebidas o comederos con barro hacen un mayor esfuerzo que aquellas que caminan sobre superficies limpias de barro, aquí también gastan energía de la que consumieron en detrimento de la producción de leche.

Alimentos analizados

Una vez mencionados los aspectos relacionados al animal, manejo y ambiente, volvemos a la dieta. Para poder formular una que esté adecuadamente balaceada para los rodeos en cuestión, es necesario conocer la composición nutricional de los alimentos empleados, ya que ésta presente gran variación.

Un dato que al que no se le presta suficiente atención es el contenido de materia seca de los silajes (ver gráfico N°2). Algunos han descubierto que, si realizan determinaciones de materia seca en forma y ajustes en la dieta con frecuencia semanal, las vacas producen más. Estadísticamente, los silajes de maíz o sorgo deben ser chequeados para su contenido de materia seca al menos dos veces por semana. Silajes de alfalfa, al menos tres veces por semana. Estas frecuencias pueden parecer intimidantes (sobre todo porque tiene que ser hechas en el campo) pero, en lugar de observar variaciones en la producción de leche de más menos 1 a 1,5 litros por vaca por día, establecimientos que siguen estos cronogramas observan fluctuaciones de menos de 0,25 litro/VO/día.

Además de la materia seca, componentes como la fibra total, lignina, azúcar, almidón, digestibilidad del almidón, fibra digestible, fibra efectiva y la proteína soluble son los valores más críticos y que deberíamos conocer de los forrajes. Vale aclarar que no basta con que tengan fibra, sino que además tengan fibra efectiva, que es la porción capaz de incrementar la rumia y varía con el tamaño de partícula, hidratación, grado de lignificación de la FDN, y la densidad.

Un problema frecuente en pastoreo es la falta de efectividad de la fibra aun cuando suplementamos con silajes, no logrando un llenado ruminal que permita optimizar su funcionamiento.

 En el caso de los concentrados, es importante conocer los niveles de almidón, grasa y cenizas. En nuestro país tenemos una gran oportunidad de mejora en el aprovechamiento que hacemos del almidón, ya que en muchos casos somos ineficientes debido a la falta de adecuado procesamiento de los silajes y granos.

Un punto clave sobre los análisis de alimentos es la precisión y el tiempo de respuesta del laboratorio usado. Aunque la precisión es más importante que tiempo de respuesta,  tecnologías como la espectrofotometría del infrarrojo cercano (NIR) pueden reunir los dos requerimientos. En Argentina afortunadamente hay laboratorios comerciales como el de la empresa Gepsa feeds® que proveen buenos resultados y muy rápido empleando esta tecnología.

Es clave registrar información propia

Parte de la información necesaria para maximizar la producción está en el propio establecimiento, he aquí la importancia de los registros. Mientras más precisa sea la información del establecimiento, más precisos serán los resultados de las raciones. La información que puede ser colectada en el establecimiento en forma precisa es: cantidad de animales en cada rodeo, peso, edad, días en lactancia, días de preñez, producción de leche por vaca (idealmente dentro de cada rodeo), grasa y proteína de la leche (idealmente dentro de cada rodeo), materia seca del silaje, consumo de todos los alimentos que son suministrados, distancia a los potreros desde el tambo (o dentro del área de alimentación), condiciones ambientales al nivel de las vacas, salud de las vacas frescas y cualquier otro dato que parezca relevante.

Cómo la dieta afecta la producción de sólidos

Otras herramientas de gran utilidad para obtener información son el control lechero mensual y los datos que proporciona diariamente la industria láctea sobre datos de calidad y composición de la leche remitida. En ellos no solo hay información de producción sino también de composición, aspecto fundamental que hace al precio que recibe cada productor y que les da idea a los nutricionistas de lo que sucede en el interior de la vaca. 

La grasa es el sólido más variable y fácil de modificar en la leche. Esta puede oscilar, en el caso de la raza Holstein, desde 2,3% a 4,8%. La proteína, en cambio, es menos variable y más difícil de modificar. De hecho, sólo oscila entre 2,9% y 3,5% como proteína verdadera. La lactosa o azúcar de la leche, en tanto, es prácticamente inmodificable desde el punto de vista de su porcentaje de 4,7% a 4,95%.

La grasa siempre debe estar por encima del valor de proteína, si los valores están muy cercanos o incluso invertidos estamos teniendo algún tema para evaluar en relación al balance de la dieta. Por otro lado, para tener una idea de cómo la vaca está utilizando la proteína bruta (PB) que consume los nutricionistas utilizan el Nitrógeno Ureico en Leche (NUL). Se expresa en miligramos por decilitros (mg/dl) con un rango de variación entre 5 y 25 mg/dl para vacas Holstein, numerosos trabajos de investigación sobre este tema han formulado recomendaciones de cuáles serían los niveles óptimos de NUL. Estas sugerencias se basan en la combinación de alimentos que logran una optimización en la producción de leche, grasa y proteína con una base pastoril en las dietas:

  • NUL: < 12 mg/dl: deficiencia de proteína degradable
  • NUL: 12-18 mg/dl buen nivel de proteína degradable
  • NUL: >18 mg/dl: exceso de proteína degradable

Si bien la forma correcta de expresar los valores de NUL es en mg/dl en la bibliografía y en los informes de laboratorio e industria se encuentran valores expresados en diferentes unidades. Antes de comparar valores hay que controlar que estos estén expresados en las mismas unidades. Las siguientes fórmulas pueden ser usadas para convertir diferentes formas de nitrógeno ureico:

Si bien esta guía es correcta solo realiza inferencias sobre uno de los factores que es la degradabilidad de la proteína. Podemos tener altos valores de NUL también por excesos de PNDR o deficiencia de fuentes de energía fermentescible (CNF). En esos casos, la porción de la PB de la dieta que no es utilizada es convertida en urea (por el hígado). La cual termina en la sangre, orina y leche. La interpretación de los valores debe ser muy cuidadosa porque aparte de la composición de la dieta el NUL es influenciado por la estación, la raza, la cantidad de lactancias, la frecuencia de ordeño, los días en lactancia (DEL), el nivel de producción y el tiempo de muestreo (AM vs. PM).

A modo de conclusión, podemos decir que haciendo un adecuado manejo nutricional basado en todo lo descripto aquí con ayuda de un nutricionista que emplee los modernos programas de formulación no solo podemos mejorar la producción sino también la composición de la leche, manteniendo un status sanitario adecuado.

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