Producir XXI, noviembre 2020

Ácido clorhídrico en polvo en vacas preparto

Dr. Hernán A. Gordillo

Departamento Técnico Panza Hnos. S. H.

hernangordillo@panzaheranos.com.ar

Con el fin del invierno y comienzo de la primavera llega la época de pariciones, y con ellas aparecen patologías del “periparto” (Síndrome de vaca caída, desplazamiento de abomaso, retención de placenta, metritis, etc.), asociadas al déficit de un mineral clave como es el Calcio (Ca).

Regulación del calcio 

Breve repaso “didáctico” de los mecanismos fisiológicos que posee el animal para defenderse de las carencias de este mineral. La vaca posee una hormona llamada “paratohormona” que se activa cuando se modifican los niveles de determinados “minerales” que circulan por la sangre. Estos minerales se agrupan en “cationes” (+) y “aniones” (-) por sus características físico-químicas. Los cationes (potasio-K+, sodio-Na+, magnesio-Mg+ y calcio-Ca++) “alcalinizan” la sangre mientras que los aniones (cloro-Cl, fósforo-P- y azufre-S) la “acidifican”.

Las vacas consumen diversos alimentos y éstos presentan mayor cantidad de cationes que aniones, que terminan alcalinizando levemente la sangre y por lo tanto la orina (pH 8). Dentro de estos cationes se encuentra el calcio (Ca++), cuando se alcaliniza la sangre por acción tanto del calcio como del resto de los cationes que vienen en la dieta (K+, Na+ y Mg+) la paratohormona se “confunde” asumiendo que hay calcio suficiente y “se duerme en los laureles”.

Por otro lado, si a través del alimento, aumenta la concentración en sangre del anión “fósforo” (P), u otro anión, se acidifica la sangre y “se encienden todas las alarmas”, ya que la paratohormona “interpreta” que lo que está faltando es el calcio, y por lo tanto va a buscarlo a los huesos. Al mismo tiempo, va a aumentar la absorción del calcio a nivel intestinal. El fósforo y el calcio son dos “hermanos de sangre” que deben estar siempre en equilibrio. Si se modifica uno se altera el otro.

Regulación del calcio en la vaca preparto

En la vaca lechera la demanda de calcio aumenta y es compensada por el calcio que se obtiene por vía nutricional, pero con el aumento progresivo del tamaño del útero la capacidad del rumen se ve limitada, lo que generará inapetencia, baja absorción de calcio, extracción de calcio de los huesos y finalmente hipocalcemia con vaca caída.

¿Cómo hacemos para obtener más calcio en la vaca preparto?

Debemos intervenir preventivamente 3 a 4 semanas antes del parto administrando las sales aniónicas. Como en estas sales predominan más los aniones que los cationes, la paratohormona se activa (“estado de alerta”) ya que estamos acidificando “artificialmente” la sangre. Entonces la hormona maximiza la absorción de calcio a nivel intestinal, y como la vaca come normalmente con los niveles de calcio adecuado, no necesita sacarlo en este momento de los huesos.

¿Qué pasa cuando la vaca deja de comer los días previos y posteriores  al parto?

Como la paratohormona se encuentra “sensibilizada” debido al suministro previo de las sales aniónicas, en estado de acidosis, aunque deje de entrar calcio a nivel intestinal, rápidamente puede obtenerlo de los huesos, y esta pasa a ser la principal fuente da calcio para la vaca en ese período de inapetencia evitando así la vaca caída y permitiendo llevar el calcio necesario a todo el organismo.

Ácido clorhídrico (HCl) en polvo, ¿es una opción?

Hay varios beneficios claves para utilizar esta sustancia como una opción a las sales aniónicas.

  • Mayor poder de acidificación: las sales aniónicas, por el solo hecho de ser sales, aún conservan cationes que impiden que la acidificación sea aún mayor. En cambio, el ácido clorhídrico no lleva “cationes”, logrando así la máxima acidificación posible. Además, dentro de los aniones, el Cloro (Cl), posee mayor poder acidificante que el azufre (S) y el fósforo (P).
  • Mayor palatabilidad: aunque parezca un poco extraño, el ácido clorhídrico es altamente palatable para las vacas, con lo cual nos podemos asegurar la dosis adecuada. En el caso de las sales aniónicas, tenemos una dosis techo que es la que nos da la palatabilidad. Como el nivel de acidificación de la sangre lo medimos indirectamente a través de la acidificación de la orina, cuando ésta no llega a los niveles adecuados (5,8 – 6,8), debemos aumentar la dosis y es ahí donde podemos tener una baja palatabilidad del alimento.
  • Menor costo económico: las dosis en gramos del ácido clorhídrico en polvo (adsorbido en un excipiente inerte), es mucho menor a las dosis utilizadas en las sales aniónicas, pudiendo así ajustar la dosis final al pH de la orina, sin tener que estar pensando en un “techo” de dosis por su valor económico.

¿Podemos usar las sales aniónicas en “combinación” al ácido clorhídrico?

No habría inconvenientes ya que se complementarían perfectamente, con un efecto sinérgico en aquellos casos donde las sales aniónicas por si solas no logran acidificar la orina a los niveles deseados, o donde el costo de las sales es muy alto y deseamos bajar las cantidades. Quedaría a criterio del nutricionista actuante las dosis a aplicar de uno y otro producto.

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