Producir XXI, junio 2023

Precauciones a la hora de suministrar silajes posiblemente contaminados

Ing. Agr. Iñaky Lecumberri

Med. Vet. Juan José Couderc

Morefeed Nutrición

juanjo@morefeednutricion.com

Los cultivos que sufren estrés hídrico presentan mermas en su calidad, además del rendimiento. Además, al estar muy secos, impiden que se pueda realizar una correcta compactación para asegurar las condiciones necesarias para un buen proceso de ensilaje.

Los maíces de la campaña 2022/23 han sufrido un estrés hídrico muy severo, por lo que la gran mayoría se contaminó con hongos. Además, la sequía hizo que muchos lotes se piquen con muy bajo contenido de humedad. Esto dificultó la compactación, que resulta clave para remover el oxígeno y favorecer la fermentación anaeróbica, creando así el ambiente propicio para el desarrollo de hongos en los silajes. Estos en condiciones de estrés producen toxinas para protegerse.

Las micotoxinas al ser ingeridas por las vacas pueden provocar trastornos digestivos como regurgitación (vómitos) y una marcada reducción del consumo. También pueden provocar disminución de las defensas (mastitis, neumonía) y trastornos reproductivos como repetición de celos, abortos y/o inflamación vulvar. Todo esto trae aparejadas pérdidas productivas que varían entre un 5% y un 20%, sin contemplar el impacto económico negativo en sanidad y reproducción.

Es lo que hay… ¿qué podemos hacer con estos silajes?

Las recomendaciones a seguir una vez que sabemos o sospechamos que el silaje está contaminado con micotoxinas serian: muestreo y análisis; descarte del material en mal estado; dilución del material contaminado con silaje de mejor calidad y la utilización de un secuestrante de toxinas.

En este último caso, es importante que el secuestrante se aplique al insumo contaminado. Éste se adhiere a las toxinas evitando su absorción digestiva y mitigando los potenciales daños, por lo que debemos asegurarnos de que el mezclado sea correcto (5-6 minutos en el mixer).

El costo del tratamiento ronda los 0,6 litros de leche por vaca, generando altísimos retornos sobre la inversión (5 litros de retorno por cada litro equivalente invertido en el tratamiento) y nuevamente sin contemplar el impacto negativo en sanidad y reproducción.