Producir XXI, junio 2024
“No hay razón científica para temerle a los transgénicos”
Muy merecido reconocimiento a la Dra. Raquel Chan, científica argentina
Fuente: clarín Rural
La Dra. Raquel Chan recibe el premio Valor Criollo en @AgroActiva 2024, por su aporte a la producción agropecuaria a partir del desarrollo del trigo resistente a sequía, entre otras innovaciones.
La investigadora Raquel Chan, desarrolladora del HB4, mostró su felicidad tras conocerse que la Agencia de Bioseguridad de Brasil aprobara la venta de harina de trigo transgénico desde Argentina.
«Estoy muy contenta. Un gran paso. Es una demostración de que los desarrollos nacionales pueden llegar hasta el final», remarcó Raquel ante la consulta de Clarín Rural
Chan es bioquímica, recibida en Israel, en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Más tarde obtuvo un doctorado en la Universidad de Rosario y luego un postdoctorado en el Instituto de Biología Molecular de las Plantas de la Universidad Louis Pasteur, en Estrasburgo, Francia.
En 1993 regresó a la Argentina para ingresar a la carrera de investigador del CONICET y comenzó a desempeñarse como docente en la Universidad Nacional de Rosario. En 1999 se mudó a Santa Fe para ser profesora titular en la Universidad Nacional del Litoral e investigadora principal de Conicet.
Chan fundamentalmente se dedica a investigar y trabajar temas relacionado a la respuesta de las plantas al medio ambiente. Y fue allí donde se enfocó en el estudio del girasol, cultivo que le daría su mayor descubrimiento hasta el momento: el HB4 que acaba de ser aprobado por Brasil.
De todas maneras, son varios las investigaciones en el IAL, Instituto de Agrobiotecnología del Litoral, pero particularmente su grupo de investigación se destacó por tres logros tecnológicos que han llegado a interés agronómico: el más conocido es el descubrimiento del gen HB4, que proviene del girasol, que le confiere tolerancia a sequía al trigo y a la soja.
Pero también se destacan otros descubrimientos que vienen más atrasados, como el gen HB11, que también que viene del girasol, para maíz, arroz y soja, que le da tolerancia a anegamientos y defoliación, y otro gen menos famoso, que es el más retrasado, es Wkky 2. Además, están haciendo edición génica en arroz para obtener plantas editadas con tolerancia a salinidad.
¿Por qué cree que parte de la sociedad en el mundo le tiene «miedo» a los transgénicos?
“Creo que está sobreestimado el grupo que sí le tiene miedo o, no sé si miedo, pero que está contra esta tecnología. En esos grupos que son de lo más variados, existe una fantasía de que lo transgénico es lo contrario a lo natural y la realidad es que nada de lo que consumimos hoy es lo que había en la naturaleza. Los cultivos han sido modificados por cruza y selección por siglos. La transgénesis viene a acelerar el mejoramiento con técnicas más modernas de Ingeniería Genética”.
A modo de ejemplo, el brócoli o la coliflor no existían en la naturaleza, son derivados por mutaciones de una planta, bastante fea por cierto, que se llama brassica. El maíz tampoco existía en la naturaleza, es un derivado por mutaciones del teocinte, cuyo fruto es bien menos atractivo que un choclo actual.
Existen otros grupos que están en contra porque asocian transgénico con uso de herbicidas, ya que muchos de los transgénicos aprobados para comercialización (soja, algodón, etc.). justamente tienen una mejora que los hace resistentes a herbicidas. El problema está que cuando la resistencia al herbicida se produce por una mutación natural a nadie parece importarle. el arroz con resistencia a Imidazolina que se siembra en Argentina se obtuvo por mutaciones. No es transgénico pero sí es resistente a herbicidas. Todo lo cual demuestra que se tiene un gran desconocimiento de todo, pero como en nuestro país opinamos de todo sin saber, esto no escapa a la regla.
¿Cuál cree que es el rol de la ciencia en la actualidad?
La ciencia demostró el año pasado que superó a la industria de lejos. Se desarrollaron vacunas mucho antes de que se pudiesen producir a escalar. Las vacunas contra el covid dieron esa clara demostración. En tres meses había 20 desarrollos en el mundo. Acá se quedó atrás la industria.
Sin ciencia, un país no sale adelante. La inversión en investigación viene mejorando. Cuando volví del exterior en 1992, conseguir un peso para trabajar era imposible. En 2021, después de 30 años, existen concursos públicos, ha aumentado el financiamiento, hay carreras, hay becas, pero se pueden hacer mejor las cosas y debemos ir a un camino mejor.
“Miro mucho los modelos que tienen otros países, sobre todo las conferencias de Fernando Stefanni, que estudia los números de la ciencia y desarrollo en el mundo. Hay países que lograron aumentar mucho el ingreso per cápita y la inversión en ciencia, casi en paralelo. Países como Noruega, Israel, Corea, tienen inversiones que llegan al 5% del PBI y no llegó a esto en un solo día. La ciencia va acoplada al bienestar social, no está claro en mucha gente, pero es así”.
“Cada país elige dos o tres temas fundamentales para su desarrollo e invierte en ciencia y tecnología. Se necesitan elegir temáticas relacionadas a la economía y desarrollo de cada país. Somos potencia en agricultura y ganadería. Hay que pensar que es la prioridad del país”.
¿Cuál es el rol de la mujer en la rama de la investigación y cómo se fue transformando en el último tiempo?
“El sector agro responde a lo que es la sociedad, pero en este sector de investigación hemos sido bastante privilegiadas con respecto a otros sectores. Hace 50 años las mujeres eran amas de casa o maestras, pocas llegaban a la educación universitaria. Por suerte, los tiempos han ido cambiando, son procesos lentos, en el cual las mujeres vamos ganando espacio que estaban reservadas solo los hombres en distintas áreas”.
“En cada cosa siempre tienen que estar los mejores, no importa si es hombre o mujer y los otros géneros que existe. Hemos logrado la igualdad en Argentina”.