Producir XXI, octubre 2021

Edad al primer parto de vaquillonas de tambo

DRA. ING. AGR. PAULA TURIELLO Y OTROS (1)

mpturiello@ayv.unrc.edu.ar

Tel: 358 6015857

El costo que implica la reposición en el tambo

Parte de la eficiencia del tambo, está dada por el programa de reemplazo de las hembras. De hecho, este proceso puede representar entre 20 y 30% del costo de producción y, en general, es el 2do mayor costo, luego de la alimentación.

En los últimos años, han cambiado los sistemas de crianza y recría de las vaquillonas, pasando de sistemas de bajos costos a sistemas más intensivos. Más allá del sistema, existe un adecuado conocimiento científico que, de ser implementado a campo, contribuiría a reducir los niveles de morbimortalidad y lograr una adecuada tasa de crecimiento. Gran parte de las pérdidas asociadas a esto son evitables, lo que redundaría en una mayor disponibilidad de hembras de reemplazo y en el momento adecuado.

Principales variables que componen ese costo

El número de vaquillonas y el tiempo que están en recría son las principales variables que componen este costo de producción. El desempeño de las vaquillonas de reemplazo depende en gran medida de la tasa de crecimiento y mortalidad, y de la edad al primer parto (EPP) de las mismas. A su vez, la EPP es función de la edad al servicio (criterio del productor y/o asesor para iniciar servicio) y del resultado reproductivo.

Edad al primer parto (EPP) recomendada

Varios autores sugieren que para la raza Holstein el óptimo se encuentra entre los 21 y 24 meses. Si bien en varios trabajos la EPP estuvo asociada positivamente a la producción de leche, hay otros trabajos donde se observó lo contrario o incluso algunos donde no se encontró ninguna asociación.

En un estudio llevado a cabo en Italia (Pirlo et al., 2000), por ejemplo, se observó que a medida que se incrementaba la EPP, también lo hacía la producción de leche en la 1ra lactancia. Recientemente, se analizaron datos de casi 4 millones de vaquillonas lecheras en Holanda y Bélgica (Etvelde etal., 2020) donde se observó la misma tendencia. Pero estos resultados pueden estar confundidos por ejemplo, por un mal crecimiento y desarrollo de las hembras, que no permite que expresen su potencial productivo. 

En cambio, en otro estudio realizado en Bélgica (Froidmont et al., 2013), se observó una mayor producción vitalicia en aquellas hembras que parían por primera vez entre los 22 y 26 meses de edad. De acuerdo a estos estudios podemos decir que la menor producción puede darse durante los primeros meses de lactancia pero, quizás en el largo plazo, la producción de la hembra sea mayor, con una menor EPP. Además, es importante considerar otros resultados, como aquellos relacionados al desempeño reproductivo y, sobre todo, a los aspectos económicos del cambio de la EPP en un rodeo.

En nuestro grupo de investigación nos propusimos evaluar la asociación entre la EPP, producción de leche y reproducción en la primera lactancia. Además, analizar las consecuencias económicas del atraso de la EPP, respecto a una edad “objetivo” de 22 a 25 meses.

Para ello trabajamos con datos de vaquillonas paridas en el año 2016 en 290 tambos, registradas en la Asociación Regional Centro (ARC), la cual integraba a todos los controladores lecheros oficiales de la provincia de Córdoba.

Implicancia sobre la producción de leche

En este estudio encontramos que la mitad de las vaquillonas evaluadas parían por primera vez con 27 meses de edad o más, y que un cuarto de las vaquillonas tiene una EPP mayor a 30 meses.

A su vez, al analizar los indicadores por establecimiento, observamos un amplio rango de valores, es decir, que si bien hay establecimientos en los cuales la mitad de las vaquillonas pare con 36 meses o más, también están aquellos donde la mitad de sus vaquillonas pare con 23 meses o menos. Y según estos últimos queda demostrado que el valor medio de EPP en los establecimientos puede llegar a ser más cercano a los valores recomendados, y esto, probablemente se pueda lograr a través de monitoreo y control de este indicador.

En nuestro estudio la mayor EPP favoreció la producción de leche. La mayor diferencia en producción (1,7 kg/día) se observó entre aquellas vaquillonas paridas con una edad de 18 a 21 meses respecto de aquellas con 22 a 25 meses, lo cual probablemente se deba a un deficiente crecimiento y desarrollo de las hembras más jóvenes. Por otro lado, entre las segundas (22-25 meses) y aquellas paridas con mayor edad, la diferencia en producción de leche resultó bastante menor (0,5 – 0,6 kg/día). Cabe destacar que este aumento en la producción se dio sólo durante los primeros 4 meses de lactancia, donde aparentemente, la vaquillona debió destinar nutrientes para continuar su crecimiento. Pasados esos primeros 4 meses, los niveles de producción fueron similares para todas las vaquillonas paridas entre los 22 y 33 meses de vida.

Beneficio económico

En relación con el desempeño reproductivo, en promedio, las vaquillonas analizadas necesitaron 131 días para volver a preñarse luego del primer parto. Aquellas que parieron con 22 a 25 meses de edad, fueron las que se preñaron más rápidamente.

Este beneficio en términos reproductivos, sumado al ahorro de dinero que implica un período de recría más corto, superaron ampliamente la ganancia por el aumento de la producción de leche asociado al retraso de la EPP. El beneficio económico si las hembras llegaban al 1er parto a la edad recomendada fue, en nuestro estudio, entre 100 y 235 U$D por animal.

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