Producir XXI, octubre 2023

¿En que anda la lechería en el mundo?

Juan Gargiulo y Yani Garcia 

Departamento de Industrias Primarias,

Nueva Gales del Sur – Dairy UP

juan.gargiulo@sydney.edu.au

Universidad de Sídney – Dairy UP

sergio.garcia@sydney.edu.au

La lechería, una de las actividades agropecuarias más importantes a nivel global, ha crecido un 59% en las últimas tres décadas. Enfrenta a una serie de desafíos complejos que demandan soluciones innovadoras de quienes componen la cadena láctea. Exploramos algunos desafíos y soluciones que están siendo adoptadas y desarrolladas.

Desafíos en el sector

  • Mercados en constante evolución, la lechería global está experimentando cambios significativos en respuesta a las nuevas preferencias y demandas de los consumidores. Cada vez más, los consumidores demandan productos lácteos producidos de manera sostenible, con un creciente énfasis en el cuidado del medio ambiente y el bienestar animal. Este cambio ha impulsado el rápido crecimiento de productos alternativos de origen vegetal, que ya representan casi el 10% del volumen de mercado en países como Australia.
  • Sistemas de producción más complejos, en los últimos años, se dio una reducción significativa en el número de tambos, pero al mismo tiempo, un aumento en el tamaño de los rodeos. Esto ha dado como resultado sistemas de producción más complejos de gestionar. Además, la volatilidad de los precios y las condiciones climáticas impredecibles han reducido la rentabilidad y aumentado el riesgo. En muchos casos, los márgenes de ganancia son ajustados, lo que dificulta la capacidad de reinversión y crecimiento del negocio para un gran número de productores. Por ejemplo, en Australia, el margen neto varía entre el 22% en promedio para tambos del 25% superior, a menos de 10% para el resto.
  • Atracción y retención de trabajadores calificados, la atracción y retención de trabajadores calificados representan un desafío crítico para el sector. Después de la pandemia, la lechería se ha enfrentado a un desafío aún mayor para garantizar la disponibilidad de mano de obra dispuesta a trabajar en el campo. Esto se debe, en parte, a la competencia con otros empleos, que con frecuencia se encuentran más cerca de las ciudades y ofrecen condiciones laborales más atractivas. Además, en muchos países, el cierre de fronteras durante la pandemia ha tenido un impacto significativo en la disponibilidad de trabajadores temporales, agravando aún más la situación. En Australia, la falta de mano de obra calificada es un factor clave que explica el estancamiento de la producción nacional a pesar de los relativamente buenos precios de la leche y las condiciones climáticas generales de los últimos años.
  • Rápido Avance Tecnológico, la tecnología avanza a un ritmo acelerado, por lo que mantenerse actualizado puede resultar desafiante para muchos productores. Muchas veces, los productores se encuentran abrumados por la cantidad de datos e información disponible, sin saber cómo aprovechar todo su potencial de manera efectiva.

Respuestas a estos desafíos

  • Mayor capacidad de adaptación, el sector lechero se encuentra enfocado en mejorar su capacidad de adaptación a los cambios, especialmente aquellos relacionados con la variabilidad climática. En la lechería australiana, se observa un claro aumento en la  adopción de sistemas intensivos de producción, como los sistemas estabulados con camas de arena (‘freestall’) o galpones con camas de compost. Si bien actualmente solo representan alrededor del 2% de los tambos, estos tienden a ser mucho más grandes en cantidad de vacas y también en producción por vaca, por lo cual el impacto en la producción nacional es más alto. Existen varias razones que explican por qué los productores optan por hacer la transición de un sistema pastoril a uno intensivo. En general, esto incluye la capacidad de manejar de manera más efectiva la variabilidad climática y eventos climáticos extremos, reducir la volatilidad de los precios, mejorar la salud y el bienestar de los animales, aumentar la productividad y crear un entorno de trabajo más favorable para el personal.
  • Innovación Tecnológica, en un contexto donde los tambos se vuelven cada vez más grandes y complejos de gestionar, la automatización y el uso de sensores están desempeñando un papel fundamental para lograr una mayor eficiencia en la producción y garantizar un mejor monitoreo de las vacas. Uno de los avances más notables en este campo son los sensores de actividad. Inicialmente diseñados para detectar el celo, estos sensores han evolucionado para medir variables adicionales como la rumia, el tiempo de descanso y el estrés calórico. La información proporcionada permite a los productores tomar decisiones más informadas y mejorar la eficiencia en áreas clave como la reproducción, la alimentación y la salud de los animales. La adopción de estos sensores sigue en rápido aumento, y más del 70% de los productores en Australia la considera como una de las tecnologías con mayor potencial de crecimiento en el futuro. Otra innovación tecnológica destacada son los robots de ordeñe o AMS. Estos no solo automatizan todo el proceso de ordeñe, sino que también permiten monitorear múltiples variables que contribuyen a una mejor toma de decisiones. En los últimos años, la tecnología ha experimentado un aumento significativo en su adopción, superando el 30% en sistemas intensivos en algunos países europeos. Aunque en sistemas pastoriles como los de Australia la adopción es aún menor (alrededor del 1.5%), se ha observado un crecimiento significativo y un aumento en el interés, especialmente después de la pandemia y debido a los desafíos vinculados a la mano de obra.
  • Esfuerzos colaborativos en investigación y desarrollo, la inversión en investigación y desarrollo (I+D) es esencial para abordar los desafíos que enfrentará la lechería en el futuro. En distintos países, esta inversión se lleva a cabo a través de colaboraciones entre el sector público y privado, con una gran parte del financiamiento proveniente de los propios productores. Esto garantiza que los proyectos se centren en la resolución de necesidades y problemas concretos que afectan al sector. Un ejemplo destacado de esta colaboración es Dairy UP en Australia (dairyup.com.au), un programa de cinco años que tiene como objetivo ayudar a los productores a mejorar la productividad y rentabilidad, reducir el riesgo y abrir nuevos mercados. Dairy UP abarca diez áreas fundamentales de investigación y cuenta con la contribución de los productores, la Universidad de Sídney, el gobierno de Nueva Gales del Sur y diversas empresas privadas.