Hábitos de Alimentación
La alimentación con enfoque sociocultural
Los hábitos y las elecciones acerca de los alimentos se desarrollan temprano. Los hábitos de alimentación de un niño los moldean sus padres, copian hábitos de la familia.
Estos puntos de vista mucho tienen que ver con la sociedad en la que viven y el círculo en el que se mueven. Es decir, los hábitos alimentarios están íntimamente relacionados con la cultural del lugar y son influenciados por la formación cultural y social.
La cultura y la sociedad
Las tradiciones religiosas, la clase social, el ingreso, las restricciones y prohibiciones alimenticias son elementos característicos de cada cultura. Las transformaciones sociales introdujeron nuevos hábitos alimentarios y consecuentemente nuevas identidades que pasaron a formar parte de lo cotidiano (ejemplo años atrás era impensable comer pescado crudo en Argentina), generando nuevas necesidades que surgieron como consecuencia de los cambios económicos, sociales y tecnológicos.
La cultura y la sociedad son esenciales en la formación de los hábitos de alimentación de una persona. Por desgracia, como sociedad no estamos muy capacitados sobre alimentación y correctos hábitos alimentarios. La situación económica y el ritmo vertiginoso en el que se vive, hacen que lo barato sea bueno y lo rápido aún mejor. Hemos introducido los súper-tamaños y la comida rápida a nuestra día a día, lo cual ha resultado en un aumento masivo de la tasa de obesidad. De hecho, el aumento del consumo de alimentos altos en calorías y bajos en nutrición ha dado lugar a una epidemia de obesidad en todo el mundo.
Los factores influyentes
Los alimentos se han convertido en nuestro nuevo pasatiempo y la mayoría de los eventos sociales se centran alrededor de la comida.
Los medios de comunicación y la tecnología han dado un giro a la cultura durante los últimos años y no justamente para mejor. Por desgracia, en el ámbito de los hábitos alimenticios, las investigaciones muestran que los niños que ven la televisión son más propensos a tener hábitos alimenticios poco saludables y realizan menos actividad física.
En nuestra cultura, el marketing alimentario también marca tendencias de alimentación, que pueden o no tener la intención de mejorar la sociedad. Ciertamente, los anuncios de alimentos altamente procesados, refinados, altos en grasas, ricos en azúcares y colorantes y/o conservantes no son de gran ayuda. Añadir los términos “bajan”, “fresco” y “liviano” simplemente, enmascara estas estrategias, y genera malos entendidos en quienes no saben leer bien los rótulos y se quedan con el claim (frase escrita en grande).
Todos los factores antes mencionados (precio, rapidez, rutina, poca variedad, alta densidad calórica) sumados a la publicidad engañosa, demuestran la estrecha relación que tiene la alimentación y el medio cultural en el que nos movemos. Lo importante que es que cada vez haya más educación y orientación real frente a lo que se come. Y por sobre todo que las empresas alimentarias sean claras y sinceras a la hora de comunicar sus productos, sin presentar estrellitas de colores con promesas irreales que nada tienen que ver con el alimento en sí.
También con los hábitos de alimentación…
Todos somos responsables como sociedad de poder crecer y mejorar cada día. Cada uno desde su lugar y cada uno desde su ejemplo.