Tecnología y RRHH en las empresas productoras de leche

El tambo con tecnología inteligente es un hoy, es un ahora.

La irrupción de la tecnología inteligente aplicada a la automatización de las operaciones de los tambos trae mejoras, tanto para las vacas como a la gente, y agrega valor a la estabilidad operativa.

Ahora es más fácil y seguro, más conveniente

La gestión de la tecnología de red entrega datos en tiempo real, reduce la información a procesar manualmente, y aporta capacidades de medición electrónica infinita y precisa. Ya podemos considerar que es común cuantificar el flujo de la leche, su conductividad, su temperatura, color, el recuento de células somáticas, etc., es posible procesar esa información recogida, y luego puede ser utilizada para tomar decisiones de manejo con un respaldo, casi podríamos decir irreprochable.

Los sistemas de identificación electrónica brindan la posibilidad de una vigilancia detallada y oportuna de cada vaca, así como todo el comportamiento individual vinculado a celos, salud y rendimientos de los animales. Permiten que esas decisiones estén alineadas con las necesidades de UN animal. Además, se complementan con sistemas automatizados que separan vacas en forma eficiente, rápida y confiable, considerando el bienestar del animal. Todo esto está disponible para un mayor control del negocio y optimizar el uso de los recursos.

Hay opciones intermedias

Los costos, la incertidumbre económica y la escasa capacidad financiera, son barreras para incorporar tecnologías superiores. Aún son pocos los productores que tienen la oportunidad de ingresar a un sistema de ordeñe voluntario robotizado, casi sin supervisión humana. Pero todavía hay mucha tecnología de gran impacto para incorporar en aquellos tambos donde se ordeña mañana y tarde, con gente que aún coloca pezoneras. Desde un extremo al otro la tecnología es toda aplicable secuencialmente.

Adaptarse a la nueva gente y no al revés

La gente que trabaja en el tambo hoy, viene siendo poco receptiva a las tareas que se requieren y lo que agrava la situación para la continuidad de la actividad, son las nuevas generaciones que directamente no aceptan canjear su calidad de vida por dinero, por más alta que la remuneración sea. Ellos no ven apetecible trabajar en los tambos típicos, con esquemas laborales que los limite y no tenga nada que ver con su deseo de vida cotidiana. 

Los jóvenes aman la virtualidad que brinda la tecnología. Aggiornar los tambos con estas nuevas opciones tecnológicas no sólo mejorará la información que nos da la operación, sino que convertirá a los tambos en un polo de atracción para esa camada de gente.

¿Cómo se implementa este cambio? ¿Por dónde se empieza?

En este contexto tecnológico, se le requiere al que dirige revalidar su rol. El jefe de hoy no sólo es un coordinador de tareas y que además “le pone el pecho” a las avalanchas, cuando se desbordan las situaciones, sino que debe formatearse para incentivar el desarrollo y bien dispuesto a aprender. Eso dará más lugar para escuchar, analizar y reaccionar para el futuro, no como en el pasado.

Entender el nuevo perfil del jefe

Hay que pasar del jefe que todo lo sabe, a ser un facilitador del cambio. Con sintonía fina para detectar y potenciar en la empresa a aquellos agentes que inmediatamente adoptan y se suben al cambio. Con su agilidad y empuje, estas personas serán las que ayudarán a romper los paradigmas tradicionales.

El que esté al frente del negocio deberá desprenderse de los anquilosados y duros roles jerárquicos, y apuntalar una relación más horizontal y de confianza con la gente. Los jefes de esta nueva etapa, que no es futuro, sino presente, se adaptan al cambio: integran, gestionan y establecen una red de comunicación; piensan con una cabeza distinta.

Estos jefes deben saber identificar el talento, armar un team, con una mirada transversal hacia todas las áreas del negocio para enlazar a sus integrantes a través de la tecnología, pensar procesos eficientes y, algo no menor, participar activamente en la eliminación de los impedimentos para lograr sus objetivos, lo cual los convertirá en efectivos gestores del cambio.

La tarea pasará más por hacer que los jóvenes, los digitales, guíen.

No hay muchas opciones

Es cambiar o quedar fosilizado en un círculo interminable de quejas por la escasez de gente, que ya no quiere trabajar bajo la burocracia de los infinitos procesos que tiene el tambo

Alguien dijo:

“Todo sucede de a poco, hasta que todo sucede de repente”

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