El 1 de junio falleció, gracias a Dios sin sufrimiento ninguno y apaciblemente en su casa, a los 68 años de edad.
En su vida laboral pasó por diversas ocupaciones, siempre con su característico espíritu innovador y emprendedor. En los últimos 20 años estuvo enteramente comprometido con el tema de los silajes y específicamente de las picadoras. Primero lo hacía desde Mar del Plata y más posteriormente ya instalado en Trenque Lauquen llevando adelante “La Casa de las Picadoras”, su emprendimiento con el apoyo incondicional y muy eficiente de Mariano, su hijo de la vida.
Tuvimos mucho contacto con él y aprendimos a valorar su calidad de gente, sus características personales que lo hacían una gran persona. Era solidario y muy trabajador. Un luchador incansable. Una de sus características más destacadas era además que a pesar de las dificultades de la vida siempre tuvo una visión optimista, un mirar adelante en positivo y buscando soluciones realistas, innovadoras pero posibles, para avanzar hacia el objetivo que se trazaba.