Mantenimiento del equipo de ordeño

Una tarea rutinaria como el ordeño mismo

Ing. José Adolfo De Nicolás


jose.denicolas@delaval.com

Introducción
Cuando hablamos de rutina como forma de vida suena un poco aburrido, pero la aplicación de las rutinas en la producción de leche y principalmente en el proceso de ordeño son sin duda alguna las claves del éxito.

Cuando comenzamos a tomar conciencia de la importancia económica de la calidad de la leche, tanto higiénica como sanitaria, y comenzamos a tratar la problemática de la mastitis en los tambos de forma poblacional los planes de control se enfocaron sobretodo en la prevención más que en medidas curativas de casos clínicos. En ese entonces, 25 años atrás, la mayoría de los planes de control de mastitis tomaron como base metodológica el plan de los 5 puntos.

1- Funcionamiento del equipo de ordeño
2- Desinfección de los pezones
3- Secado terapéutico
4- Tratamiento de las mastitis clínica
5- Descarte de portadoras crónicas

Vemos que en los últimos años, pese a tener un paquete tecnológico mucho más moderno y eficiente que entonces, sobretodo en la utilización de desinfectantes y antibióticos, tuvimos una regresión en la salud de las ubres aumentando significativamente el conteo de células somáticas sobre los valores de referencia.

Esta regresión en parte se explica por la falta de actualización en las instalaciones de ordeño y el deterioro y mal funcionamiento de los equipos.

La mayoría de los tambos no sólo han crecido en el número de vacas, sino también debido a los cambios en la estrategia de nutrición han aumentado significativamente las producciones individuales. Al no actualizarse los equipos, estos rodeos se ordeñan de manera ineficiente, deteriorándose la salud de las ubres y aumentando significativamente el tiempo de ordeño generando pérdidas en la producción y en el bienestar de los animales.

Si analizamos el plan de los 5 puntos propuesto, uno de los puntos descriptos menciona el funcionamiento del equipo de ordeño como uno de los aspectos fundamentales que afectan la salud de las ubres y sobre este tema vamos a profundizar en esta nota.

El equipo de ordeño, la leche y las ubres: una cuestión de equilibrio.
El equipo de ordeño tiene la función de recolectar la leche que la glándula mamaria libera principalmente por la función de una hormona llamada oxitocina que baja al torrente sanguíneo de la ubre como consecuencia de la estimulación previa al ordeño.
Sin esta estimulación la leche quedará retenida en los tejidos superiores de la ubre sin posibilidad de ser recolectada por la pezonera.

Por otra parte, la acción de la pezonera sobre el pezón de la vaca, debe ser lo suficientemente gentil para no dañar el pezón, cosechar la mayor cantidad de leche en el menor tiempo posible y no malograr la calidad de la misma.

Para generar esta situación de equilibrio, el equipo debe funcionar correctamente, ya que existen 3 aspectos básicos que definen la eficiencia del ordeño.

  • Nivel de vacío en la punta del pezón
  • Estabilidad de la curva de pulsado.
  • Frecuencia de la relación masaje/ordeño

Si estos puntos no funcionan dentro de los parámetros aceptados como referencia, el estímulo de la vaca no será bueno, el pezón sufrirá falta o exceso de vacío dañando sus tejidos, y la extracción de leche no será eficiente.
El bajo rendimiento en el proceso de ordeño incidirá en la curva de lactancia de los animales, generando significativas mermas de producción.

Un equipo mal mantenido causa también daños en el pezón (hiperqueratosis), afectando principalmente su esfínter que es la principal barrera que tiene la vaca para protegerse de los patógenos que causan la mastitis.
Existen normas internacionales (ISO 5707 y 6690) que especifican los requerimientos de diseño, instalación y funcionamiento de los equipos de ordeño.

Según esta norma, el nivel de vacío en la punta del pezón debe ser entre 32 y 42 KPa (Kilos Pascal), si el equipo de ordeño se aparta de esta especificación, según estudios de O”Callaghan y Rasmussen el tiempo de ordeño se prolonga hasta un 15% generando más de un 5% de merma de producción.

Un equipo de ordeño mal mantenido, además de funcionar deficientemente está predispuesto a dejar de funcionar sorpresivamente generando roturas que causan la pérdida de al menos un turno de ordeño, deteriorando la salud en las ubres, y disminuyendo la producción hasta 4 días después de producido el evento a razón de 1,2 litros por vaca por día.

Las caídas y deslizamiento de las pezoneras generan entradas de aire afectando la estabilidad de vacío en la punta del pezón, y dejando ingresar gérmenes patógenos
que generan mastitis.

Un deficiente colapso de la pezonera afecta el masaje del pezón generando edemas y congestión, obturando el canal y el esfínter del pezón obstruyendo el normal flujo de leche a través el mismo.

Los animales que no son ordeñados en el tiempo correcto y tienen los pezones
afectados no se sienten cómodos en el brete, comienzan a inquietarse, tratan de
desprenderse de la unidad de ordeño afectando la armonía de todo el brete, la rutina y
el confort animal.

La pezonera: el único contacto entre la vaca y la máquina.
El funcionamiento de la pezonera es clave para tener un ordeño eficiente y cuidar la salud de las ubres. Es una pieza de goma que se mueve rítmicamente permitiendo el ordeño y generando masaje. Son piezas que tienen la capacidad de resiliencia, es decir que luego de su colapso que genera el masaje, vuelve a su posición normal que posibilita el ordeño. Tienen una vida útil de 2500 ordeños y deben reemplazarse según este período. Si los cambios se prolongan, pierden flexibilidad deteriorando la salud del esfínter y aumentando el tiempo de ordeño.

 

Qué pasa con la calidad higiénica
Detengámonos en algunos conceptos sobre la calidad higiénica de la leche, la que se mide con el conteo de UFC (unidades formadoras de colonias), no son ni más ni menos que las bacterias que están en el ambiente y crecen dentro del equipo cuando no se encuentra bien lavado y desinfectado.
Estos gérmenes se reproducen en presencia de restos de leche, y son arrastrados por la misma en el proceso de ordeño contaminando la leche del tanque. Los equipos tienen un sistema de lavado automático llamado (CIP) según sus siglas en inglés, pero para que este sistema sea eficiente, además de utilizar buenos detergentes y bien dosificados, la máquina y el tanque tienen que lavar bien. Esto significa que la
turbulencia debe ser lo suficientemente intensa para desprender y expulsar la suciedad fuera del equipo. Esto no sucede si el sistema de lavado no funciona correctamente.

Los componentes de la máquina que definen el sistema de lavado son principalmente el nivel de vacío y el inyector de aire. Para que se genere una correcta turbulencia, la velocidad del agua dentro de la línea de leche debe ser entre 7 y 12 m/seg, y para que esto ocurra la máquina debe estar trabajando bajo norma.

El mantenimiento preventivo.
Los componentes de la máquina tienen una determinada vida útil y deben reemplazarse periódicamente, las pezoneras cada 2500 ordeños, los tubos de goma cada 2000 horas, las membranas de los pulsadores cada 4000 horas, las paletas de la bomba de vacío cada 8000 horas, etc. Este reemplazo debe ser realizado dentro de un programa de mantenimiento propuesto por el técnico de servicio, el cual programa los
cambios según el diseño del equipo y la cantidad de vacas ordeñadas. Además, el técnico certificado realiza los chequeos bajo normas ISO según el tiempo estipulado y con el instrumental adecuadamente calibrado.

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