Al realizar una revisión de ensayos de fertilización de verdeos de invierno con distintas especies, el investigador detectó que la eficiencia depende de la dosis, del momento de aplicación (a la siembra o dividida, etcétera), fuente (urea versus UAN, purines) y de la especie en cuestión.
“También es necesario considerar la altura de corte y frecuencia del pastoreo, que determinan la eficiencia de cosecha, que en pasturas puede ser muy variable: si producimos más pasto, pero lo cosechamos mal, no es negocio. Y no sólo tenemos que producir más pasto, sino que debemos hacerlo en el momento adecuado”, precisó.
Por otro lado, el referente CREA señaló que en muchas zonas el maíz para silo compite por la tierra con el cereal con destino a grano, pero suele tener dosis mucho menores de fertilizantes, lo que se explica por el supuesto erróneo de que los suelos de los tambos tienen un mejor balance de nutrientes que los agrícolas, cuando los datos muestran que eso no necesariamente es así.
“Ensayos realizados con maíces para silaje en tambos muestran que los híbridos para silo tienen una respuesta equivalente a las que evidencian los híbridos para grano. Encontramos respuestas de hasta 180-200 kg/ha, lo que mejora no sólo la cantidad de biomasa, sino también la calidad del forraje obtenido”, resaltó.
FOTO 1: Verdeo de invierno. “Parches” de fertilidad donde se registraron bosteos