Durante los meses fríos, nuestro cuerpo necesita un refuerzo adicional para combatir infecciones y mantener la vitalidad. Es fundamental consumir frutas y verduras de temporada, como cítricos, kiwis, pimientos, brócoli y coles, que son ricos en vitamina C, antioxidantes y otros nutrientes esenciales. Estos ayudan a fortalecer las defensas y a reducir la incidencia de resfriados y gripes.
- Incluye fuentes de proteínas de calidad
Las proteínas son esenciales para la reparación y el mantenimiento de tejidos, además de apoyar el sistema inmunológico. Opta por carnes magras, huevos, lácteos, legumbres y frutos secos. Incorporar estas fuentes en tus comidas diarias ayuda a mantener la energía y la sensación de saciedad durante todo el día.
- No olvides los carbohidratos complejos
Los carbohidratos son la principal fuente de energía. Prefiere cereales integrales, avena, quinoa, batatas y legumbres, que liberan energía de forma sostenida y aportan fibra, favoreciendo la salud digestiva.
- Hidratación adecuada, incluso en invierno
Aunque en invierno no sudamos tanto, la hidratación sigue siendo fundamental. Asegúrate de consumir suficiente agua, infusiones sin azúcar, caldos y jugos naturales para mantenerte bien hidratado y apoyar las funciones corporales.
- Incorporar grasas saludables
Las grasas buenas, como las presentes en la palta, nueces, semillas y aceite de oliva, ayudan a mantener la temperatura corporal y aportan ácidos grasos esenciales. Inclúyelas en tus comidas para una nutrición completa.
- Cuida la alimentación emocional y social
El invierno puede afectar nuestro estado de ánimo. Aprovecha para compartir comidas con familiares y amigos, disfrutando de platos nutritivos y reconfortantes que también aportan bienestar emocional.
- Consejos adicionales
- Planifica tus menús semanales para evitar excesos y asegurar variedad.
- Limita el consumo de alimentos ultraprocesados, azúcares y grasas saturadas.
- Realiza actividad física regularmente para mantener el metabolismo activo y mejorar tu estado de ánimo.