El registro manual de datos limita las posibilidades de gestionar. La adaptación y desarrollo de captores posibilita relevar automáticamente parámetros productivos, sanitarios, fisiológicos y comportamentales a nivel individual (Figura 2).
Todo indica que estamos frente a un cambio estructural-disruptivo en las formas de gestionar los tambos. Ya hoy las vacas lecheras son los animales más conectados del mundo.
La progresiva adopción de este conjunto de tecnologías transformará los sistemas de producción lechera en “tambos inteligentes” y éstos ordeñarán la mayor parte del rodeo mundial. Estos tambos serán los predominantes en el corto-mediano plazo, con diferencias lógicas entre países y regiones.
Sin embargo, la adopción de estas tecnologías implica inversiones (de magnitud en algunos casos), un costo adicional de mantenimiento y fundamentalmente, la disponibilidad de personal formado/entrenado para capturar el diferencial de valor que debería permitir justificar económicamente estas inversiones. Estos últimos aspectos aparecen como importantes desafíos para la cadena lácteas argentina.