Producir XXI, noviembre 2024
Lechería: el desafío del crecimiento
No existe una sola receta, las estrategias de crecimiento dependerán de cada empresa lechera y pueden provenir por mejoras productivas, comerciales, organizacionales o financieras; pero una cosa es segura: todas, más allá de su escala, tienen que crecer para tener un futuro.
La lechería argentina está atravesando un período favorable y resulta esencial aprovecharlo para poder consolidar el crecimiento indispensable para así permanecer en la actividad. Más allá de cuál sea el sistema de producción, los empresarios lecheros deben proponerse como meta un crecimiento del ingreso del 3% anual en la próxima década para poder consolidar su posicionamiento en el sector.
Es necesario invertir tiempo en planificar la estrategia de crecimiento. Resulta conveniente aprovechar el buen momento de precios relativos que está registrando el sector para realizar inversiones y mejoras orientadas a promover el crecimiento. En el gráfico 1 se aprecia como ha bajado en los últimos 12 meses el costo de alimentación en el tambo.
Gráfico 1: evolución del costos de la dieta de las VO, medido en lts/VO/día
Por otra parte existe una correlación marcada entre el nivel de existencias de productos en industrias lácteas argentinas y los precios ofrecidos por la leche (gráfico 2). Los datos oficiales disponibles de stock muestran niveles adecuados para garantizar precios firmes de la leche cruda
Gráfico 2: Nivel de existencias en las plantas lácteas y precio al productor
Mercados interno y de exportación
En lo que respecta a la demanda, el consumo interno, principal cliente de la lechería, se encuentra en retracción, aunque medido en dólares muestra un crecimiento sustancial con respecto a la situación presente un año atrás.
En cuanto a la exportación, la demanda externa está pudiendo gestionar el volumen que resignó el mercado interno y los precios internacionales de la leche en polvo, principal producto lácteo de exportación argentino, vienen repuntando. Sin embargo, hay que saber que la competitividad de las ventas externas sigue comprometida por factores impositivos y cambiarios.
