Producir XXI, enero 2021
Vaca Muerta y Vaca Viva bioenergética, dos visiones y una ganadora, por ahora
Fernando Vilella en Mitre y el Campo
Profesor Titular Cátedra de Agronegocios y
Director del Programa de Bioeconomía FAUBA
La Vaca Viva requiere reglas de juego de largo plazo y no ser solo la alcancía para terceros, pero hace falta que el sector tenga los mismos beneficios que la explotación de gas y petróleo en Vaca Muerta.
Políticas de largo plazo
En América hay tres grandes productores/exportadores globales de alimentos y frente a históricos balances negativos en petróleo, dos establecieron políticas de largo plazo para aprovechar a fondo sus propios recursos, entre otros favoreciendo el uso de biocombustibles. Estos son EEUU y Brasil, el otro, Argentina fue errático e inconsistente, guiado por intereses políticos/sectoriales con fuerte capacidad de lobby con toda la fuerza de ese concepto.
Balances energéticos por provincias
Así como se hacen balances energéticos a nivel país, entre las exportaciones y las importaciones, esto mismo debería hacerse a otras escalas, por ejemplo, provincial, para establecer cuántos recursos locales se afectan al pago de la energía utilizada. Si es negativo el balance son recursos que se extraen del sistema local y van a otro.
Las principales provincias argentinas en habitantes, generación de riqueza y pago de impuestos y exportaciones son energéticamente dependientes totalmente de otras o del exterior. Salvo Mendoza que tiene generación y petróleo, el resto ninguna de ellas produce energía autónomamente, o viene por cables, por gasoductos, oleoductos, barcos o son uranio y carbón (subsidiado por todos) para que en sus territorios se consuma o transforme.
Una parte muy importante de la riqueza local se emplea en pagar esa energía a las otras provincias o países. Otra parte importante de los impuestos nacionales recaudados en estos territorios pasan a formar parte de los susidios pagados a la energía. ¿Sus representantes en el congreso nacional lo tendrán claro?
La Provincia de Buenos Aires tanto en electricidad como en hidrocarburos no tiene nada propio, salvo unos pocos generadores eólicos. Esto es pura perdida de recursos. Ni siquiera aporta algo significativo al corte en combustibles, que son el 10 % en gasoil con biodiesel o el 12 % de etanol en naftas. De estos, la mitad es proveniente de caña de azúcar y la otra mitad de maíz, y la Provincia de Buenos Aires participa muy poco, siendo que produce aproximadamente un cuarto del total nacional de maíz en su territorio y ser la primera productora de soja. En esto hay provincias como Santa Fe, Córdoba o Tucumán que supieron oportunamente promover sus industrias.
Hay que aplicar políticas marcadas en la Constitución Nacional
Pero ninguna provincia saca provecho pleno sobre las posibilidades que da la Constitución Nacional, donde queda claro que los recursos naturales son de responsabilidad provincial exclusiva y los biocombustibles provienen de ellos. Podrían entonces establecer normas que habiliten, sin tutela nacional, el uso propio o venta en caso de que no se mezclan con derivados petroleros y se consuman en la provincia.
Sólo se requiere voluntad política frente al desafío y a las presiones de la muy concentrada industria petrolera.
A nivel nacional se sigue importando combustible, perdiendo escasas divisas, mientras las plantas elaboradoras de biocombustibles están paradas. Es muy extraño que esto ocurra y no se aproveche esta capacidad interna de producción que reemplace esos dólares que cada año se pierden al igual que a escala provincial, son miles de millones de dólares.
La liga de provincias bioenergéticas es una nueva forma organizacional que elaboró un interesante proyecto de ley de biocombustibles, la actual se vence el año próximo, pero lo cierto es que el actual congreso solo está tratando una prórroga de la actual, a los efectos de ganar tiempo, aunque aún sin tratar el fondo de la cuestión
La Vaca Viva bioenergética 11,7 años ahorró al país U$S 9.150 Mill y además trajo por exportaciones otros U$S 13.000 Mill.
Este componente de la Vaca Viva bioenergética tuvo impactos destacados por uno de los mayores expertos argentinos en la materia, Claudio Molina, en una actividad reciente del CARI donde expuso los siguientes datos: Desde enero de 2008 hasta setiembre de 2020, se introdujeron en el mercado interno argentino 11,2 millones de m3 de biodiesel y 7,1 millones de m3 de bioetanol, por una cifra aproximada a los US$ 9.150 millones. De no haber ocurrido esto, dicha cifra hubiera que haberse aplicado a importaciones, mientras se incrementaba la huella de carbono en Argentina por alrededor de 49 millones de tns. de CO2 equivalente. En el mismo período, las exportaciones de biodiesel fueron de 16,2 millones de toneladas, por un monto aproximado a US$ 13.000 millones. Esto es un promedio de U$S 1.900 Mill por año. Desde enero de 2010 a la fecha, el precio de la nafta subió cerca de 72 % y el del gasoil subió cerca de un 59 % más con relación a la suba de precios del bioetanol y biodiesel respectivamente.
La vaca viva no requiere subsidios
Las dos Vacas pueden ser complementarias, pero lo cierto es que para que funcione Vaca Muerta hay cada vez más cantidad de subsidios financiados de diversas maneras, por ejemplo, una parte importante del recientemente creado impuesto a los activos, mal llamada a la riqueza, va a subsidiar a las grandes empresas petroleras. Esto en un marco donde ambientalmente los hidrocarburos están crecientemente cuestionados por la contaminación atmosférica.