Alimentos y salud.

Alimentación para una buena salud intestinal

Lic. JOSEFINA MARCENARO

Licenciada en Nutrición

jmarcenaro@hotmail.com

La flora intestinal, o población de microbios benéficos intestinales, diversificada está vinculada a una buena salud y un cambio en la dieta puede incrementarla o disminuirla rápidamente.

Somos lo que ingerimos

Existe una estrecha relación entre la dieta que seguimos y cuán diversa, equilibrada y sana es nuestra comunidad de bacterias benéficas que habita en el intestino, llamada flora intestinal o microbiota. Esto repercute en nuestra salud digestiva.

La función intestinal es primordial para tener una buena salud y ayudar a prevenir enfermedades. Ya lo decía hace unos cuantos siglos el médico griego Hipócrates (469-370 a.C.), y las investigaciones de nuestra época lo confirman.

 

Además de ser el órgano más grande de nuestro organismo, el intestino cumple la función indispensable de absorber los nutrientes. De él depende básicamente que se lleve a cabo la absorción de todo lo que comemos. La comida que ingieres no sólo te aporta nutrientes, sino que además, alimenta a las bacterias benéficas que viven en tu organismo.

 

¿Cómo debemos alimentarnos para mantener nuestro intestino sano?

Cada persona es diferente, pero es fundamental mantener una dieta equilibrada y sana para ayudar a mantener una buena flora intestinal. Para lograr esto es importante aportar una buena cantidad de fibra, consumiendo vegetales y frutas, cereales integrales y alimentos pre y probióticos de manera rutinaria.

Los alimentos probióticos, como el yogur, pueden fomentar el desarrollo de algunos microbios buenos para nuestros intestinos, pues permanecen activos y contribuyen al equilibrio de la flora intestinal.

Según el neurólogo David Perlmutter, coautor de Brain and Gut (“Cerebro e in- testino”), “el consumo de prebióticos y probióticos mejora la salud intestinal y previene la inflamación, a través de cambios mejorables en el microbioma”.

Pero probióticos y prebióticos, aunque suenen parecido, no son lo mismo: los primeros se refieren a microorganismos beneficiosos vivos que viven activos en el intestino, mientras que los segundos son sustancias no orgánicas, que favorecen el desarrollo de los probióticos.

Gran parte de la comunidad científica concuerda en el uso excesivo de antibióticos ha llevado a una modificación de la microbioma. Los antibióticos matan tanto las bacterias “buenas” como las “malas”. Por eso hay que utilizarlos de manera correcta, solo cuando el médico lo receta y en las condiciones dadas.

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