El clima evoluciona hacia un estado cercano a lo normal

Ing. Agr. Eduardo M. Sierra

Especialista en Agroclimatología

edmasi@fibertel.com.ar

Campaña 2017-2018 con un clima muy perturbado
Durante la primavera 2017 y la mayor parte del verano 2018, el clima del área agrícola del Cono Sur fue afectado por una combinación de factores que incluyó un moderado enfriamiento del Pacífico Ecuatorial, que no alcanzó el nivel de “La Niña”, y un marcado enfriamiento del Océano Atlántico. Aunque ninguno de estos factores, en forma aislada, hubiera podido afectar significativamente la marcha del clima, su acción conjunta, produjo intensas perturbaciones. El área comprendida por el Sur del NOA, Cuyo, sur de la Región del Chaco, Región Pampeana, centro y sur de la Mesopotamia, sur de Brasil y Uruguay, sufrió una severa sequía que causó una fuerte merma productiva.

De intensa sequía a excesos de precipitaciones
Durante el final del verano y lo que va del otoño, el escenario climático cambió de signo, en forma contrapuesta. El Océano Pacífico ecuatorial se enfrió considerablemente, asumiendo un estado neutral levemente frío. Paralelamente, el Océano Atlántico Sur se calentó debido al avance hacia el sur de la corriente marina cálida del Brasil, mientras la corriente fría de Malvinas retrocedió hasta casi desaparecer (Ver Figura N° 1). Este proceso fue potenciado por la descarga de aguas calientes, procedentes de la alta cuenca de los ríos Paraná y Uruguay, que vierten su caudal en el río de La Plata.

El área agrícola previamente afectada por la sequía, pasó a experimentar una racha de precipitaciones abundantes, que se extendió a lo largo de abril, reponiendo las reservas de humedad de los suelos, y al mismo tiempo, entorpeció la cosecha gruesa. De mantenerse esta combinación de factores, la campaña 2018/2019, podría desarrollarse en un escenario climático mucho más cercano a lo normal que el registrado durante la campaña precedente.

Final de otoño con clima tendiendo a normal
Se espera que, durante lo que resta del otoño, el escenario climático continúe normalizándose, pero es muy probable que se experimenten perturbaciones considerables. Como es usual en esta época del año, las precipitaciones disminuirán su volumen.

La circulación tropical disminuirá su intensidad, aunque manteniéndose algo por encima de su nivel medio, haciendo que el NOA, el oeste de la Región del Chaco, el este de Cuyo y el noroeste de la Región Pampeana, donde el otoño suele ser seco, observen algunas precipitaciones tardías algo superiores al promedio, con leve a moderado riesgo de tormentas severas.

El Sudoeste de la Región Pampeana y Cuyo observarán precipitaciones escasas, pero algo superiores al promedio, con nevadas abundantes en la Cordillera. Gran parte de la Región Pampeana, la Mesopotamia y Uruguay experimentarán precipitaciones moderadas a abundantes cercanas al promedio, con moderado riesgo de tormentas severas.

La circulación entre el Ecuador y el Polo Sur continuará muy activada. Por un lado, se producirán largos períodos cálidos, que se alternarán con cortos pero muy intensos descensos térmicos, con moderado riesgo de heladas otoñales en gran parte de La Argentina y Uruguay, llegando hasta el sur de Brasil, pero sin alcanzar Paraguay.

Precipitaciones previstas para mayo y junio de 2018
(Fuente: CMBA/NOAA)

Un invierno cercano a lo normal, con algunas alteraciones puntuales
El escenario climático invernal continuará evolucionando hacia su promedio normal, pero experimentará perturbaciones de moderada intensidad. La circulación tropical alcanzará su mínimo estacional, pero continuará algo por encima de su nivel medio, provocando algunas precipitaciones fuera de época sobre el oeste de la Región del Chaco, el este de Cuyo y el noroeste de la Región Pampeana.

El Sudoeste de la Región Pampeana y Cuyo seguirán experimentando precipitaciones escasas, pero algo superiores al promedio, con nevadas abundantes en el piso alto de la Cordillera. La mayor parte de la Región Pampeana, la Mesopotamia y Uruguay experimentarán precipitaciones moderadas, en su porción occidental, y abundantes, en su margen oriental, con leve riesgo de tormentas severas (Ver Figura N° 3).

Se producirán largos períodos cálidos, que se alternarán con cortos pero muy intensos descensos térmicos, con moderado a alto riesgo de heladas invernales en gran parte de Argentina y Uruguay, llegando hasta el sur del Brasil.

Una primavera normal, no exenta de algunos riesgos
En caso de mantenerse la actual tendencia, el escenario climático primaveral podría encontrarse casi plenamente normalizado, aunque no totalmente exento de riesgos.
La circulación tropical se reactivará vigorosamente, superando su nivel medio, provocando precipitaciones muy abundantes sobre el NOA, oeste de la Región del Chaco, este de Cuyo y el noroeste de la Región Pampeana, con moderado riesgo de tormentas severas.

La mayor parte de la Región Pampeana, la Mesopotamia y Uruguay experimentarán precipitaciones moderadas a abundantes, en su porción occidental, y abundantes a muy abundantes, en su margen oriental, con moderado riesgo de tormentas severas.

La circulación entre el Ecuador y el Polo Sur continuará muy activada. Por un lado, se producirán frecuentes lapsos con calores tempranos, que se alternarán con cortos pero intensos descensos térmicos, con moderado riesgo de heladas tardías en gran parte de Argentina y Uruguay, llegando hasta el sur del Brasil, pero sin alcanzar Paraguay.

¿Qué factores podrían afectar la evolución del clima hacia la normalidad?
La tendencia positiva expuesta en los párrafos anteriores, todavía no se encuentra firme, y podría sufrir ajustes tanto positivos como negativos. En particular, debe tenerse en cuenta que:

  • El fenómeno de “La Niña”, que fue uno de los principales factores que se hicieron sentir durante la campaña 2017/2018, no se disipó, sino que migró hacia el Hemisferio Norte, donde viene afectando a los cultivos de invierno en los EE. UU. y manteniendo una tendencia firme en los mercados. Si este impacto en los EE. UU, continuara, y posteriormente, impactara sobre los cultivos de verano, estaría indicando el riesgo de que “La Niña” mantenga su actividad en el Hemisferio Norte y, en la primavera próxima, retorne con fuerza al Hemisferio Sur, volviendo a perturbar la marcha del clima.
  • La temperatura del Atlántico es otro factor cuya evolución todavía no puede darse por firme. El presente calentamiento se debe en parte a la descarga de aguas calientes aportada por los grandes ríos de la Cuenca del Plata, pero este proceso irá en disminución hasta alcanzar su mínimo valor hacia el mes de agosto, por lo que su persistencia no puede asegurarse.

Por lo tanto, aunque la tendencia actual es positiva, habrá que continuar monitoreando la evolución del clima, hasta tanto su signo e intensidad se estabilicen.

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