Recalculando la fertilización fosfatada de alfalfa
María Alejandra Marino
Hernán Eduardo Echeverría.
Unidad Integrada Facultad de Ciencias Agrarias,
UNMDP – EEA INTA Balcarce.
En pasturas de alfalfa de la región frecuentemente la deficiencia de fósforo (P) restringe la productividad de forraje. Por otro lado, su aplicación innecesaria ocasiona perjuicios económicos y ambientales.
Las buenas prácticas de manejo (BPM) de la fertilización fosfatada de pasturas de alfalfa requiere conocer la demanda de fósforo de las plantas y la oferta del suelo para ajustar la fertilización y definir qué fertilizante es el más conveniente, cuánto hay que aplicar, cuándo y cómo se debe utilizar. Las BPM permitirán efectuar un uso eficiente del fertilizante fosfatado y contribuir a la sostenibilidad de los recursos
La recuperación de la actividad ganadera en la Región Pampeana pone nuevamente a la productividad de las pasturas en el foco de interés. Alfalfa es la leguminosa forrajera más difundida e importante para la producción de carne y leche en la región, debido a las altas producciones de forraje de calidad. Asimismo posee la valiosa capacidad de fijar nitrógeno (N) – un nutriente esencial para el crecimiento vegetal – a través de la fijación biológica, y desarrolla un profundo sistema radical que le permite utilizar eficientemente el agua disponible y mantener altas tasas de crecimiento estivales. Por esto la participación de alfalfa en las cadenas forrajeras contribuye a la sostenibilidad de los sistemas agropecuarios.
Sin restricciones productivas, los rendimientos potenciales para la región se acercan a las 20 toneladas de materia seca por hectárea y por año (MS/ha/año), las que se concentran principalmente en la época primavero-estivo-otoñal.
En esta nota se presenta una aproximación metodológica para ajustar la dosis, fuente, forma y momento de fertilización más conveniente para cada situación productiva. Esto permitirá incrementar la productividad y sostenibilidad en los sistemas ganaderos.
¿Cómo ajustar la fertilización fosfatada en pasturas de alfalfa?
Para determinar la dosis de P, se emplea el método de análisis de suelo denominado P-Bray. Trabajos recientes han reanalizado resultados de ensayos de fertilización fosfatada (Marino y Echeverría, 2018; Pautasso y Barbagelata, 2017), y a partir de estos datos se recalibraró el valor umbral (U) de P Bray empleando nuevos procedimientos estadísticos (curva de calibración arcoseno-logaritmo –ALCC). De esta manera, el U para lograr el 90% del rendimiento relativo de pasturas de alfalfa fue de 18 mg kg 1 de P Bray (Figura 1).
El U (umbral) determinado en estos nuevos trabajos es menor al valor que se manejaba años atrás, lo que justifica realizar ajustes en la calibración e interpretación de los niveles de P Bray. La calibración da idea de la probabilidad de respuesta en la producción de alfalfa a la fertilización fosfatada. En valores de P-Bray cercanos al U la probabilidad de respuesta a P es solo marginal (cercana al 10%, Figura 2) y cuestionable en términos económicos y ambientales, ya que la aplicación de P en exceso puede provocar pérdidas y ocasionar contaminación. Por debajo de 15 mg kg-1 la probabilidad de incrementar el rendimiento por la fertilización con P comienza a ser rentable y la respuesta será mayor cuanto menor sea el P Bray (Figura 2).
Definir el criterio de fertilización fosfatada más conveniente para cada empresa
La cantidad de P que será necesario aplicar se puede determinar según dos criterios: suficiencia o construcción y mantenimiento. El primero plantea maximizar la eficiencia agronómica y el retorno de la inversión en fertilizante, mientras que el segundo plantea maximizar el rendimiento e incrementar el valor de P Bray del suelo.
Para el criterio de suficiencia, la dosis surge de considerar el objetivo de producción anual de forraje, el requerimiento de P de las plantas y el contenido de P Bray en el suelo. En la Figura 3 se presentan ejemplos de dosis a aplicar de superfosfato triple de calcio (SFT) al implantar una pastura (con incorporación al suelo del fertilizante). El momento más adecuado para esto es durante marzo y abril. Para el segundo año y posteriores las refertilizaciones con SFT deberán realizarse al voleo en dichos meses, y la dosis se deberá determinar en función de un nuevo análisis de P Bray que indique su disponibilidad.
Para el criterio de construcción y mantenimiento, y cuando el P Bray es próximo al valor U, se fertilizará con la cantidad de P suficiente como para reponer el P exportado. Cuando el contenido de P Bray es menor al U, además de reponer el P exportado del sistema se deberá incrementar el contenido de P del suelo como para alcanzar el valor U en alrededor de cuatro años. En la Figura 4a se presentan las dosis a aplicar de SFT al implantar la pastura, considerando la incorporación al suelo del fertilizante. Para los años posteriores se debería tener en cuenta el destino de la producción, si se realiza la recolección mecánica de forraje la dosis a aplicar será la misma del primer año aplicada al voleo. Si el forraje se utiliza bajo pastoreo se reduce la exportación de P del sistema y esto permite disminuir la dosis aplicada en el primer año (Figura 4b).
Las dosis de fertilización fosfatada varían según el criterio de fertilización establecido. Para igual producción objetivo de forraje las cantidades de P a aplicar según el criterio de construcción y mantenimiento (Figura 4 a y b) son superiores a las recomendadas según el criterio de suficiencia (Figura 3). Cabe destacar que el criterio de construcción y mantenimiento es aplicable en suelos que no fijan P, como los de la región pampeana. La baja capacidad de fijación de P en estos suelos no solo permite esperar un efecto residual de P (en los años subsiguientes a su aplicación), sino que además justifica la práctica de la refertilización al voleo con SFT u otros fertilizantes fosfatados. Optar por uno u otro criterio depende de la situación productiva, el costo de oportunidad, el régimen de tenencia de la tierra, etc. También serían válidas aplicar alternativas intermedias.
En síntesis, las BPM permitirán efectuar un uso racional y eficiente de los fertilizantes fosfatados, y contribuir a la sostenibilidad del recurso suelo y de los sistemas productivos.