Calidad y protección de la semilla de especies forrajeras templadas
Ing. Agr. Oscar Bertín
inForrajes, Biscayart semillas
La semilla es clave
La elección de la semilla y del lote son las primeras decisiones que deben tomar los productores y profesionales en la siembra de pasturas.
La semilla es un compendio de información y conocimiento incorporado, que comprende: su potencial genético, su sanidad y sus cualidades fisiológicas y físicas. Lo primero, es decir que material genético va conformar la pastura incluye: las mezclas, las especies y los cultivares.
En los cultivares, además de la variedad específica, incluye en el caso de alfalfa el grado de latencia invernal, importante en función del destino de la pastura y en otras especies como festuca alta el tipo de cultivar según su origen, que permite producir forraje en diferentes estaciones del año. Todo lo anterior, se define, cuando se selecciona una semilla.
Aquí toma relevancia la responsabilidad del vendedor y de la empresa semillera que la origina, por lo tanto, siempre se debe comprar “semilla segura” y eso incluye semilla fiscalizada por el INASE, en sus diferentes categorías.
Sanidad de la semilla, algo fundamental
En segundo lugar, la sanidad de la semilla es importante en todas las especies, pero en algunas de ellas es determinante para el éxito del recurso forrajero. Sólo a modo de ejemplos: la semilla de festuca alta debe cumplir con los requisitos determinados por el organismo responsable de la fiscalización, con respecto a ser libre de “festucosis”, ser cultivares resistentes o tolerantes a “royas” tanto en festuca alta como en raigrás anual y la semilla de cebadilla criolla debe estar tratada contra el “carbón de la cebadilla”. En el caso particular de la alfalfa, es un listado importante de resistencias a plagas y enfermedades, en la cual la elección de un cultivar de genética de avanzada es central para el éxito productivo de la pastura.
Variables sustanciales de las semillas para lograr adecuada densidad de siembra
Finalmente antes de la siembra se debe asegurar conocer: el poder germinativo (PG), la pureza (Pu) y el peso de mil semillas (P1000), ya sea a través del semillero de confianza que realiza los análisis o a través de un laboratorio particular habilitado. Dichas variables son sustanciales, no sólo para saber si la semilla está dentro de las tolerancias propias de su categoría, sino también para definir la densidad de siembra. Es esencial que los valores cumplan con los estándares que se exigen para la categoría de la semilla a sembrar.
Por ejemplo, en alfalfa estas son: para original: Pu: 99,5 %; PG: 85 % y para certificada: Pu: 98,5%; PG: 85%. En festuca alta son: para original: Pu: 97 %; PG: 85 % y para certificada: Pu: 93%; PG: 80%. En agropiro alargado son: para original: Pu: 90%; PG: 80 % y para certificada: Pu: 88 %; PG: 80 %.
Se debe tener en cuenta que la semilla de agropiro alargado tiene una dormancia o latencia, “semillas frescas”, de alrededor de 40 días desde la cosecha, que se efectúa en forma tardía (febrero-marzo). Algunas partidas de leguminosas, particularmente lotus tenuis y de trébol blanco, presentan un porcentaje importante de semillas duras, que generan nacimientos escalonados a campo. Estas últimas, en las pruebas de laboratorio, aunque no germinen, se consideran semillas viables. Se tiene conocimiento que no todas las partidas de semillas cumplen con los requisitos antes señalados, aunque esto es muy variable según la especie y el año. A modo de modelo, en el raigrás anual un alto porcentaje de los registros son de semillas dentro de los estándares de calidad requeridos, en cambio en festuca alta o agropiro alargado es mucho menor.
Tratamientos especiales, de grandes ventajas si están bien realizados, por gente responsable.
En los últimos años, es común la venta de semillas forrajeras con diferentes tipos de tratamientos, denominadas peleteadas, pildoradas o capsulados, según quién los referencie. Estas técnicas, estando correctamente realizadas, otorgan ventajas en la germinación y crecimiento inicial de las plántulas. Le dan uniformidad a la semilla, lo cual es sustancial para la siembra de algunas especies pequeñas o ásperas, pero fundamentalmente le incorporan protectores y promotores del crecimiento.
Los más importantes, y dependiendo de la especie que se trate, como preventivos son los fungicidas e insecticidas que protegen a la semilla de hongos previniendo el “damping off” y plagas, de estas últimas las más importantes son los trips y los pulgones.
En segundo lugar, el agregado de algunos nutrientes como micronutrientes y calcio, este último trascendente en un ambiente del entorno ácido, generado en ciertos casos por el incorporado de algunos fertilizantes denominados “arrancadores”, colocados muy cerca de la semilla.
Inocular es fundamental
De mayor importancia, para las leguminosas, es el agregado del inoculante, con bacterias específicas fijadoras de nitrógeno, que son protegidas por el recubrimiento. El peleteado de la semilla es recomendado para todas ellas, pero hay especies donde esta tecnología es particularmente importante.
En alfalfa se recomienda la utilización de semilla peleteada que incluya inoculante, fungicida e insecticida para mejorar la eficiencia de implantación, es decir lograr un mayor número de plantas establecidas en relación a las semillas viables sembradas y aumentar el crecimiento en los primeros usos de la pastura.
El principal inconveniente, que en realidad no es de la tecnología del peleteado, sino de cómo se realiza, es que en determinadas circunstancias se le agrega una proporción mayor del recubrimiento del recomendado y necesario para los fines que la técnica fue desarrollada. Por ello es importante conocer el peso que debería tener una semilla normal de una determinada especie y cultivar y compararla con la adquirida. Lo deseable es que el P1000 de la semilla peleteada no supere en mucho más de 20-25 % a la semilla descubierta y no debería, comercialmente, superar el 50% de incorporado de recubrimiento. En caso de ocurrir lo contrario, se debería profundizar el análisis de la semilla con mayor precisión en un laboratorio de semillas habilitado, para determinar la proporción del agregado que hace ineficiente el proceso, de por si virtuoso.
Es fundamental comprar a gente responsable
Nuevamente aquí la responsabilidad de la empresa semillera es valiosa. Cuando se siembra una pastura, no se debe pensar en kg/ha de cada uno de los componentes, sino en semillas puras, sanas y viables por unidad de superficie que se quiere sembrar y finalmente si se lo hace en kg/ha se debe usar la siguiente simple fórmula y para eso es necesario saber la Pu, el PG y el P1000 y además tener bien en claro que densidad de plantas por metro cuadrado se está buscando