Producir XXI, julio 2024
Los Sistemas de producción no son una cuestión de dogma, sino un camino para lograr objetivos
El Sistema de producción de cualquier empresa es todo lo que en ella se arma y cómo hacen para llevarla adelante. Por ejemplo, en un tambo es cómo se arma la producción, con mayor o menor participación de pastoreo, con más o menos silaje y heno, con más concentrado y forma de suministrarlo para aprovecharlo mejor, con qué tipo de vacas, con qué instalaciones y sistema de ordeño, etc., etc.
Armar bien el sistema de producción de un tambo es clave. Decide en gran medida el éxito o el fracaso del negocio. Pero no es una cuestión de dogma, como se llaman en las religiones a “lo que se debe creer” y lo que “se debe hacer”, porque así lo mandan las normas de esa religión. Es diferente, está condicionado por distintos aspectos de muy distinto origen y decisiones que están en mano de los productores. Destacamos algunos puntos:
- Hay que adaptarse a las condiciones naturales, es decir clima, suelo, calidad y disponibilidad de agua, etc., que condicionan aspectos clave del sistema referidos a cantidad y calidad de forrajes, tipo de vaca con la que trabajar, etc.
- Hay que tener en cuenta “la macroeconomía” del país, ya que, por ejemplo, el control de la inflación es fundamental para hacer inversiones y “largarse a producir más y mejor”. Basta mirar la curva de producción de leche total del país durante los años de la convertibilidad, que mostró un incremento espectacular del +7,2% anual cuando el promedio 1970 a 2021 fue de +2,1% por año. Esto está muy bien reflejado en la gráfica del OCLA que muestra los miles de millones de litros de leche/año:
Y en esta macroeconomía se incluye toda la política de impuestos y reglamentaciones que traban a productores y afectan a consumidores. No hay dudas que bajar el IVA a los alimentos llevaría a un mayor consumo activando las cadenas productivas sin afectar los ingresos fiscales gracias, justamente, a ese mayor consumo. Pero hay que lograr que se haga. Es una decisión del gobierno, pero los que somos parte de esas cadenas productivas tenemos que esclarecer, proponer, negociar.
- Condicionan normas específicas, como es el caso de las restricciones para el uso de agroquímicos en zonas muy cercanas a lo urbano, que, por ejemplo, llevan a planteos de producción orgánica. Existen muy valiosas experiencias en este sentido.
- Condiciona la gente, porque no hay dudas que no tienen futuro los sistemas que no tomen en cuenta la necesidad de que las personas involucradas estén motivadas y capacitadas para la tarea. Pero en esto son fundamentales las condiciones de vida y de trabajo que se ofrezca, o no se conseguirá gente para los tambos.
- Facilita la tecnología, por ejemplo, todo lo que es tecnología digital simplifica el trabajo, facilita conseguir datos clave con mucha más certeza y alivia el trabajo, lo que se vincula también con la gente. Cuando se comenzó a hablar de robots de ordeño parecía que eran “cosa de marcianos”, pero poco a poco fueron adecuándose en su costo y se fue entendiendo que, con estabilidad y habiendo créditos adecuados, surgen como una opción válida para muchos tambos, en especial chicos y medianos. De igual manera los sistemas de detección de celos y los que permiten manejar mejor el suministro de suplementos durante el ordeño, gestionando así mas finito un costo fundamental del tambo.
Y éstos son sólo algunos ejemplos. El sistema de producción es un camino para conseguir objetivos clave: cuidar y aún mejorar el medio ambiente, mejorar condiciones de vida y de trabajo, liberar tiempo y simplificar el trabajo, mayor bienestar animal, disponer de más datos y de mayor certeza…y todo esto en función de dos objetivos también fundamentales: mejorar la rentabilidad del tambo y producir mayor cantidad y calidad de leche, abasteciendo el mercado interno a precios razonables para crecer en consumo y en exportaciones para seguir aportando divisas al país.
Ánimo y hasta la próxima.
Ing. Luis Marcenaro
Director de Producir XXI