Producir XXI, junio 2025
ExpoSuipacha 2025: La cadena láctea discutió sobre la necesidad de crecer en producción y exportaciones de leche

La que rodea a Suipacha, a 120 kilómetros de Buenos Aires, es una región muy lechera, con tambos, fábricas de quesos y grandes usinas lácteas. Su exposición rural, la ExpoSuipacha, por lógica siempre tuvo una tradición lechera muy relevante. Tanta relevancia, que nuevamente se convirtió en un punto de reunión de prácticamente toda la cadena: analistas, productores, industriales pymes y grandes y hasta el principal responsable de la política lechera del gobierno.
El atractivo de la charla estaba cantado y Bichos de Campo estuvo allí escuchando todas las posiciones: ¿Es la buena situación actual de la lechería una nueva posibilidad para el tan demorado despegue de la producción argentina, que está estancada desde 1998? ¿O será una nueva decepción como en otras tantas ocasiones?
La pregunta es pertinente porque la historia reciente del sector es como la película “el día de la marmota” o un “Groundhog Day” lechero, donde esta ilusión de crecer se renueva cada tanto, pero luego viene un exceso de oferta que no se puede colocar en el mercado, deprime los precios pagados a los productores, que se frustran y vuelven a moderar la oferta de materia prima. Y así, hasta que la ilusión se renueva porque los precios se tonifican y vuelve a ponerse en marcha la rueda de los sueños tamberos.
La Argentina produce entre 10 mil y 11 mil millones de litros de leche cada año, cuando los estudios más pesimistas indican que podría fácilmente producir 15 mil millones de litros o muchos más. Pero como su consumo interno está siempre rondando los 7 mil millones, el eterno desafío es ver cómo se gestionan los litros excedentes. Porque si no se gestionan, la sobreoferta desencadenará una nueva crisis. Y de allí una renovada frustración.
Ahora bien, había una extraña sensación de que esta vez podría ser distinto entre los diferentes sectores, una curiosa convicción de que este nuevo amanecer lechero no sería una reedición de sucesos anteriores.
El consultor Marcos Snyder puso el telón de fondo: dijo que por diversos factores en diferentes países productores de leche a mediano plazo va a haber un faltante de 20 mil millones de litros de leche. Esa demanda por cubrir, de confirmarse, luce desafiante: Es dos veces la producción de toda la Argentina.
¿Hay fundamentos para volver a ilusionarse? En la ExpoSuipacha el consultor Snyder afirmó que sí, pero que habrá que correr esta carrera desde atrás, porque la reciente sequía pegó fuerte entre los productores. Por eso la producción actual de leche está 1.100 millones de litros de leche por debajo de los que se venían produciendo. Es ese faltante de leche, más una ecuación ventajosa entre insumos y productos (básicamente por los bajos precios del maíz) los que sostienen los buenos precios actuales para los tamberos.
Snyder, al plantear el panorama, aceptó que en estos momentos “se está trancando un poco la exportación y el consumo se está recuperando pero todavía lento”, con los cual los estímulos no son demasiado visibles desde el lado de la demanda.
“La Argentina produce 250 litros por habitante, consume 200 y sobran 50. Hay que exportar ese excedente”, remarcó el especialista, que enfatizó en la necesidad de que los tambos trabajen mucho para ganar eficiencia y optimizar sus costos, previendo nuevos chubascos en el horizonte.
Gustavo De la Vega, un ejecutivo de Mastellone Hermanos que representó en la charla a las grandes industrias, se mostró a favor de comenzar a discutir con los productores algunas transformaciones de fondo, en esta etapa de aparente bonanza, como el cambio en la modalidad de pago de la leche, ya no por cantidad de litros sino por kilos de sólidos lácteos. También destacó que en los últimos 20 años de estancamiento “la producción fue constante, pero las capacidades industriales han crecido y ganado en eficiencia”, por lo que existe ahora una industria demandante de materia prima.
Pablo Villano, el presidente de Apymel, que agrupa a las pymes lácteas, abordó el quid de la cuestión: “El crecimiento lo tenemos que apuntalar por un lado recuperando el consumo interno”, dando cuenta de que los argentinos son los mayores clientes del sector, pero con la crisis el consumo per cápita había caído a menos de 180 litros por año. “Ahora se recupero y estamos arriba de 180, pero tenemos que apuntar a mucha mas cantidad”.
Cuando le llegó el turno a los productores, el que tomó la posta fue el ex presidente de Carbap, oriundo de Suipacha, Horacio Salaverri. “Estamos en una situación muy interesante porque el gobierno ha dado las condiciones para un sistema desregulado y libre de comercialización”, evaluó”.
“La lechería actualmente está bien, pero hay un axioma perverso que hay que dar vuelta, y es la relación que nosotros entendemos de que cada vez que hay más leche hay menos precio. Eso es un tema a resolver desde hace mucho tiempo. Estamos hace 27 años produciendo lo mismo. Algo pasa”, razonó.
Y arrojó que “desde la producción hay un ítem que es muy importante además de la eficiencia nuestra, que es la presión tributaria. El proceso de desregulación es muy importante, pero necesitamos mas desde lo impositivo: si queremos aumentarla única chance es vender al mercado exterior, y para eso necesitamos no exportar más impuestos”, reclamó Salaverri, que extendió ese mismo reclamo a provincias y municipios.

En ese punto, todas las miradas se orientaron a Sebastián Alconada, el director nacional de Lechería, que estaba conectado de modo virtual.
“A veces tenemos que decir verdades que son incomodas: Nosotros nos hacemos cargo de que la carga fiscal es una de las cargas que le quita competitividad a la cadena”, reconoció el funcionario de la Secretaría de Agricultura, quien de todos modos alentó al sector a trabajar fuerte sobre sus costos, ya que en el nuevo contexto económico “no va a haber mas compensaciones ni subsidios” por vía de las tasas inflacionarias.
“Nos tenemos que acostumbrar a ser un país normal. Ahora nos parecemos a los países a los que nos queríamos parecer, como Uruguay o Nueva Zelandia”, alentó el funcionario a los privados a hacer su propio ajuste porque “en diez años en el mundo van a faltar dos Argentinas enteras de leche. Una va a ser cubierta por los actuales actores, pero la otra no sabemos quien la cubrirá. Y tenemos una oportunidad gigante”.
