Agosto 2021

Bienestar animal en feedlot

Protocolo para evaluar bienestar animal en feedlot

Valor Carne

El protocolo del INTA ya cuenta con quince especialistas entrenados para acompañar el proceso de mejora en los engordes a corral. “Hacemos un diagnóstico del establecimiento evaluando, por ejemplo, la comodidad de descanso a partir de las placas de barro presentes en el bovino y el confort térmico según su grado de jadeo. También proponemos medidas correctivas”, afirma Leandro Langman líder del programa.

 

Bienest.AR es un protocolo desarrollado por el INTA con apoyo de IPCVA, que permite evaluar el bienestar de los animales en los sistemas de engorde a corral en forma estandarizada. Se basa en Welfare Quality®, un protocolo europeo empleado en distintas cadenas de producción animal. Tras su reciente lanzamiento, el investigador Leandro Langman, del INTA, contó a Valor Carne porqué se implementó una herramienta específica para los feedlots locales y cómo acceder a un evaluador entrenado, para realizar un diagnóstico del establecimiento e iniciar el proceso de mejora.

“Los protocolos disponibles en otros países utilizan métodos que no siempre son aplicables a los engordes de la Argentina. Entonces, junto a varios especialistas  tomamos como base uno desarrollado en Europa y luego de tres años de trabajo, ajustándolo a los modelos locales, presentamos Bienest.AR, ”, afirmó Langman. Y agregó: “Algo estratégico es que contamos con investigadores europeos, que nos transfirieron el know-how de algunas cuestiones claves”.

Bienest.AR es una evaluación integral del sistema de engorde. Considera alojamiento y sectores de manejo asociados, alimentación, salud y comportamiento del ganado. “Cada uno de estos principios es analizado mediante criterios e indicadores para arribar finalmente a una calificación global del establecimiento”, planteó Langman. El programa incluye mediciones que responden a problemáticas centrales del negocio de los feedlot locales.

“Cuando se evalúa el alojamiento, los sistemas europeos pueden utilizar el tiempo que tardan los animales para echarse, lo cual da la pauta de la comodidad de descanso, porque sus corrales son pequeños”, ejemplificó. Pero aquí, prosiguió, “con nuestras dimensiones, identificar entre cien animales el que empieza a echarse y finaliza esta acción, no es práctico ni confiable”, argumentó.

Por eso recurrieron a indicadores alternativos para diagnosticar esas comodidades. “Nosotros evaluamos si el animal encuentra una superficie seca para echarse, o sea, medimos la presencia de barro. Si le quedan rastros en los flancos, la superficie para descanso no es la ideal para su confort”, explicó. Para ello, toman al azar un número fijo de cabezas por corral, dependiente del tamaño del rodeo, y estiman visualmente qué porcentaje de placas de barro tienen, tanto sólidas, las más crónicas, o líquidas, las más recientes.

En la foto de la derecha se observa el flanco del animal donde se evalúa el barro.

Fuente: Bienest.AR, 2021

“Si el animal, tiene más de 50% de barro líquido en la superficie analizada, o más de 25% de placas ya secas, no es aceptable”, advirtió Langman, hay importantes pérdidas de ganancia diaria de peso.

Para medir la comodidad de descanso también se chequea la presencia de barro en los corrales. “Si un animal tiene 4,5 metros cuadrados de superficie seca, más allá del área embarrada, se considera que el confort es aceptable”.

Un motivo de orgullo de los desarrolladores de Bienest.AR es haber agregado al monitoreo de la calidad del alojamiento, como incluye el protocolo europeo, el de sectores de manejo apropiados para la carga y descarga de los animales. “Es otro poroto a favor nuestro.  Evaluamos, por ejemplo, si la rampa cuenta con un sistema antideslizante, el grado de pendiente y el terraplén para subir al camión, cuestiones que evitan pérdidas de calidad en animales y accidentes en personas. Además, medimos vocalizaciones en la manga, previo a la balanza o al cepo, lo que nos da la pauta de si hay buena relación humano-animal”, puntualizó.

Otro criterio novedoso, también relacionado con el alojamiento, es el confort térmico. “El protocolo europeo no incluyó esta medición. En nuestro caso, para estrés por calor, evaluamos el jadeo entre las 12 y las 16hs, mediante una escala de 3 puntos, resumiendo la original de 8 puntos desarrollada por investigadores australianos”, sintetizó, con relación a un aspecto cada vez más importante para la ganadería intensiva ante los avatares del cambio climático.

Según Langman, todos estos criterios e indicadores hacen que Bienest.AR sea inédito no solo en la Argentina sino para otros países de América Latina. “Algunas empresas ganaderas de Brasil, Uruguay, Chile y México, incluso de Australia, utilizan protocolos generales, pero no cuentan con una herramienta específica para el feedlot. Hay oportunidad para escalar

¿Cómo aplicar Bienest.AR?

El protocolo está disponible en la web del IPCVA, se puede hacer un sondeo preliminar, aunque debe ser aplicado por personal capacitado para estandarizar las mediciones. “Por lo pronto, los evaluadores entrenados somos 15, todos hemos trabajado en el proyecto y ya podemos brindar servicios al productor. Lo visitamos y hacemos un diagnóstico del establecimiento”, reveló, indicando que el plan es preparar más técnicos, incluso personal de los feedlots, durante este año.

¿Cómo se entrenaron? “Lo hicimos con un especialista del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de España, que trabaja desde hace tiempo aplicando el protocolo de Welfare Quality® y participó del desarrollo de Bienest.AR. Vino y repasamos todas las mediciones, que son 28, luego fuimos a un establecimiento y las pusimos en práctica”, dijo Langman, destacando que para ello cuentan con el respaldo de la Cámara Argentina de Feedlot.

Bienest.AR fue lanzado en julio y ya hay productores interesados en identificar posibles puntos críticos. “La idea es hacer un diagnóstico inicial, con un seguimiento estacional, ver qué problemas surgen en cada época, quizás en invierno tienen mucho barro, en verano, jadeo, en fin, obtener una fotografía dinámica. Entonces, vemos qué acciones correctivas hay que tomar para poder revertir aquellas mediciones que no dieron bien”, sostuvo.

Para Langman, con la capacitación del personal ya se resuelve mucho, aunque también son importantes las instalaciones. “En ciertos casos, hay que hacer mejoras en el diseño, que eviten que los animales se planten, repercutiendo en prácticas negativas, como el picaneo. Tal vez implica corregir alguna saliencia, un clavo en la zona de carga. Entonces, con poco dinero, se obtiene un resultado muy positivo. Si la inversión es mayor y la empresa no dispone de capital, bueno, lo tiene presente. Y, cuando pueda, lo revertirá”, indicó.

¿Los servicios del INTA, tienen costo? “No. Seguramente hay que cubrir los gastos de traslado del evaluador, estadía, no más que eso, la intención es promover el bienestar animal, que el sector cuente con esta herramienta y nosotros con un sondeo de cómo estamos parados a nivel nacional”, aseveró.

Para finalizar, Langman resaltó que “la idea es tener una producción ética, es nuestro primer objetivo, sin pensar por ahora en certificaciones. Sabemos que de esa manera respondemos a cuestiones más interesantes para los productores, como los beneficios en cantidad y calidad de carne, y en seguridad de los trabajadores”, finalizó.

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne

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