Siembra de pasturas base alfalfa en primavera

Ing. Agr. Oscar Bertín

inforrajes@biscayart.com

El otoño es ideal, pero…

Las siembras de principios de otoño le permiten a la planta de alfalfa un desarrollo equilibrado entre la parte aérea y las raíces, ya que la alta temperatura del verano previo aumenta la del suelo, favoreciendo la germinación y el desarrollo del sistema radicular, antes de las heladas intensas. A su vez el aire más caliente y el largo de los días otoñales hacen que también la parte aérea se desarrolle adecuadamente y en relación con la raíz.

Sin embargo, se puede en primavera

En el caso de las siembras de fines de invierno-principios de primavera, todo lo anteriormente indicado no es válido. En primer lugar, la implantación se lleva a cabo en un suelo frío, ya que viene del invierno y por lo tanto la germinación es más lenta. Por otro lado, una vez emergidas las plántulas, las condiciones primaverales, de aire más cálido y mayor longitud del día, favorecen más el crecimiento de los tallos y la tasa de expansión de las hojas, reduciendo el crecimiento radicular, lo que desbalancea el desarrollo proporcional de la planta.

Es importante recordar que las implantaciones primaverales son más riesgosas que las otoñales, por lo que a continuación se brindan una serie de sugerencias, que el productor y/ o asesor podrán tener en cuenta, a fin de disminuir el margen de azar, en una inversión tan importante como es el establecimiento de una pastura perenne de alfalfa pura o asociada.

Las siembras tardías, a partir de mediados de mayo, son más peligrosas que las de otoño, dado que la emergencia y el posterior desarrollo de la plántula se harán con temperaturas cercanas al mínimo, pudiendo llegar al período de heladas con un estado de desarrollo insuficiente. Además, en la región pampeana entre mayo y setiembre es un período normalmente de bajas precipitaciones, lo que haría que también el suelo esté seco. La combinación de suelo frío y escasa humedad en años normales, retrasan las etapas de germinación y emergencia. En el caso de años con excesos hídricos, que suelen darse, la combinación de suelo frío con alto contenido de humedad favorece la proliferación de enfermedades, en especial la conocida como “podredumbre de las plántulas” o damping-off, causada por los hongos. Pero hay ayudas frente a este problema: el uso de fungicidas sistémicos en la semilla contribuye a controlar estas enfermedades.

Hay más las malezas, pero menos bichos

Otro factor que limita el establecimiento primaveral de las praderas es la mayor presión de malezas agresivas, respecto de la implantación de otoño. Obviamente, el conjunto de especies de ciclo primavero-estival es distinto a las que emergen en marzo-abril. En este sentido, el productor debe estar atento a la aparición de malezas en el lote y proceder, cuando fuera necesario, a las aplicaciones tempranas de herbicidas apropiados y dentro de lo que se denomina “período crítico de competencia: 45-90 días” teniendo en cuenta, la aparición más frecuente de especies tolerantes a los agroquímicos comunes.

Si a fines de invierno hay altos niveles de humedad, es probable que la presión ejercida por los pulgones y los trips durante el establecimiento tenga menos intensidad que en un otoño-invierno seco.

Recomendaciones

En síntesis, se sugiere tener en cuenta lo siguiente:

  • Las siembras de fines de invierno-primavera son más riesgosas que las otoñales, tanto por condiciones ambientales como por mayores problemas que suelen ocasionar las malezas.
  • De sembrar en primavera, hacerlo lo más temprano que sea posible, para posibilitar un mejor desarrollo de las plantas antes de las altas temperaturas de fines de primavera y verano. Se debe tener en cuenta también la fecha promedio de la última helada para evitar pérdida de plántulas por fríos intensos.
  • Aumentar la densidad de siembra es una práctica recomendable para compensar la posible pérdida de plantas por heladas tardías o especies más adaptadas, como cebadilla criolla, en las mezclas sembradas a las condiciones ambientales y alcanzar un número adecuado de plantas por metro cuadrado para una alta producción de pasto.
  • Prestar atención a la aparición de diferentes especies espontáneas primavero-estivales, a fin de proceder a un control temprano y adecuado.

Además, hay otra alternativa

Las secuencias anuales de soja para ensilaje seguida por los verdeos invernales tienen una producción de forraje y de proteína bruta equivalente a la alfalfa, lo cual permite realizar dos cultivos antes del establecimiento de la leguminosa en la fecha óptima, si el problema es tener forraje rápido en primavera-verano y el invierno siguiente. Teniendo en cuenta esta última alternativa, esto permite salir del paso y lograr un antecesor adecuado para la implantación de la pastura en tiempo y forma, que sin lugar a dudas es el otoño temprano.

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