La lechería ya consume el 15% del maíz y va por más

Fuente: TodoAgro

En el Congreso de Maizar, expusieron sobre las investigaciones para expandir la actual frontera del maíz y ampliar el consumo en el sector lechero lo que posibilitará la generación de nueva riqueza.

De la mano de mayor adopción de tecnología y el fortalecimiento de economías regionales, en un panel del Congreso Maizar 2019, coordinado por el presidente de la entidad, Alberto Morelli, se planteó la posibilidad de expandir la frontera del maíz y ampliar su uso en el sector lechero.

Las posibilidades de expansión del cultivo de maíz y la diversificación de la cadena incorporando valor son diversas, y hay oportunidades que pueden producirse repensando una zona. Así quedó expuesto en el panel “La nueva frontera del maíz”, del que participaron Walter Kunz, director nacional de Programas de Desarrollo Regional de la Secretaría de Gobierno de Agroindustria; Sergio Uhart, consultor y profesor de postgrado en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Nordeste; Magalí Gutiérrez, gerente técnica de Chacra Valles Irrigados Nordpatagónicos de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), y Gustavo Mozeris, gerente ejecutivo de la Fundación para la Promoción y Desarrollo de la Cadena Láctea Argentina (FunPel), moderados por el presidente de Maizar, Alberto Morelli. 

Mozeris abordó el impacto de la dinámica de la producción lechera en la cadena de maíz en la Argentina, que absorbe algo más del 15,28% de la superficie de maíz sembrado en la Argentina, y realizó un ejercicio de estimación del maíz que se requeriría para aumentar 2.500 millones de litros la producción anual de leche, un volumen que supo tener, lo que demandaría un consumo extra de unas 500.000 toneladas, entre granos y balanceado de maíz tomando 30 modelos del INTA.

El ejecutivo enfatizó que existen oportunidades de mejorar la sinergia entre la cadena del maíz y la láctea, pero esto requiere un verdadero compromiso del conjunto de actores, tanto públicos como privados. “Es esencial avanzar en una mayor interacción institucional entre las representaciones de ambas cadenas para impulsar proyectos conjuntos”, culminó.

La nueva frontera del maíz

Kunz y Uhart se refirieron al trabajo que se está realizando con maíz en el NEA, tradicionalmente dedicadas a cultivos perennes y/o con mercados relativamente chicos, como la yerba mate, el té o lo forestal. 

“En Misiones hay como mínimo 400.000 ha de tierra ociosa, y otras 100.000 ha con cultivos de baja o nula rentabilidad”, dijo Kunz, y agregó que el 91% de los productores misioneros están calificados como agricultores familiares, con 36 ha de superficie promedio cada uno. “Muchos necesitan incrementar su productividad para poder mantener la chacra. Para generar desarrollo en esta provincia es necesario modificar la matriz agroindustrial, y la base de esa modificación está en el maíz”, aseguró.

El funcionario describió un proyecto complejo y ambicioso, que se apoya en un convenio entre Agroindustria y Maizar, con la participación de técnicos de la Subsecretaría de Agricultura Familiar y de CREA. “Tiene un enfoque especialmente dirigido a los agricultores familiares, pero va mucho más allá, replicando el modelo de producción integrada desarrollado en el estado brasileño de Santa Catarina”, explicó. En Misiones la producción local de carne constituye sólo una pequeña fracción del consumo. La combinación de maíz y ganado hace viable la producción en predios pequeños (de 15 a 25 ha) y genera empleo. Por otro lado, los estados del sur de Brasil, cercanos a Misiones, son altamente demandantes de maíz, que deben abastecerse de otros estados brasileños más lejanos.

En el marco de una producción eficiente, el maíz puede generar rentabilidad, tecnificación y capitalización a pequeños agricultores. “Para ampliar el desarrollo en esta provincia es necesario modificar la matriz agroindustrial, y la base de esa modificación está en el maíz”, dijo Kunz.

Con relación a Corrientes, hoy tiene apenas 11.000 ha sembradas con maíz, pero es la tercera provincia en cantidad de ganado bovino, con 5 millones de cabezas, señaló Uhart. Además, hay producción porcina en provincias cercanas, que podrían constituir un mercado para el maíz correntino. Actualmente, el costo del transporte significa un 23% del valor del producto si se traslada a 400 km, y un 33% si se transporta a 1.000 km, es decir, más que el costo del cultivo mismo. “A veces estamos enfocados en agregar valor, pero también hay que trabajar en integración de las comunidades, para que no haya poblaciones ricas al lado de poblaciones pobres. Y buenas prácticas agrícolas, para reducir el impacto ambiental de estas prácticas. Hay que entender las cuestiones culturales que intervienen en la adopción de tecnología”, enfatizó el experto.

Por su parte, Gutiérrez se refirió a las investigaciones maiceras en el otro extremo de la geografía argentina. Dijo que las condiciones geoclimáticas en la zona entre los 39° y 40° de latitud sur, a orillas del Río Negro, son excelentes, tanto en términos de radiación y temperatura, como por el período de 169 días libres de heladas, con una enorme disponibilidad de agua que de otro modo corre a salinizarse al mar. Como contraparte, la zona tiene “suelos poco evolucionados, con horizontes superficiales pobres en materia orgánica, y en verano hay elevadas demandas climáticas”, desventajas a las que se suma el escaso desarrollo e infraestructura de la región.

La especialista indicó que el proyecto desarrolla sistemas que parten de lo agrícola puro e incluyen paulatinamente actividades ganaderas, dependiendo de las posibilidades de cada empresa. Pero todos estos tienen como cultivo estrella al maíz, que reporta rendimientos de 20.000 kg/ha en esta región, con la incorporación de leguminosas que permiten la degradación de los residuos y el enriquecimiento de los suelos.

“Pensamos al maíz dentro de un sistema, considerando el contexto de rotación en el que está inmerso. Queremos mejorar los eslabones individuales de los sistemas de producción nordpatagónicos y ensamblarlos entre sí, para fortalecer sistemas productivos integrados”, completó Gutiérrez.

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