Producir XXI, mayo 2025

Una síntesis de la situación y perspectivas de la lechería del mundo y de Argentina

 

Ing. Marcos Snyder

www.dairylando.com

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El mundo en su conjunto

El consumo global de lácteos crecería a un ritmo de 1,4 % anual en los próximos cinco años. Según proyecciones de Global Dairy del año 2023 las restricciones ambientales impactarán negativamente sobre la producción de leche en la Unión Europea reduciendo sus exportaciones en 10.000 millones de equivalente litros de leche. También señala que en este contexto de Oceanía se espera una merma de 500 millones. Es esperable que Sudamérica crezca 2.500 millones y Estados Unidos 8.000 millones de equivalente litros de leche. De cumplirse todo esto para el 2030, habría una demanda mundial adicional de 20.000 millones de litros, lo que representa una oportunidad concreta para Argentina, un país con gran capacidad de expandir la producción y que cuenta con experiencia en la exportación de lácteos para satisfacer la demanda externa.

Nuevo escenario local

Argentina atraviesa una etapa de estabilización económica con una inflación decreciente y expectativas de reducción en la volatilidad macroeconómica (ver cuadro “Proyección económica”).

En este escenario de estabilidad y balance comercial positivo muy pocas veces visto, hay consenso en varios analistas económicos de que no sería necesario ni deseable una devaluación por lo que quedaremos caros en dólares y los negocios se definirán con una mirada estructural sobre los costos, dónde la mejora en los resultados será por la eficiencia, más que por especulación financiera, mientras esperamos que baje la presión impositiva.

Mejorar la forma de trabajar es clave

Para aprovechar esta oportunidad, tanto los tambos argentinos como la industria procesadora deberán enfocarse en la eficiencia de procesos. La producción primaria adoptando tecnologías que permitan monitorear animales, automatizar y mejorar el confort y bienestar de los rodeos. La industria reduciendo costos de transporte de materia prima y avanzando hacia una comercialización de la leche por su composición en sólidos útiles y la calidad higiénico-sanitaria.

Esto se vuelve especialmente importante en un contexto en el que los consumidores internacionales exigen productos con bajo impacto ambiental, trazabilidad y certificaciones de sostenibilidad.

En ese marco, la brecha entre tambos tradicionales con baja adopción tecnológica y sistemas de alto rendimiento con fuerte inversión en automatización, bienestar animal y precisión nutricional será cada vez más visible. Los sistemas pastoriles seguirán siendo viables obviamente debido a que el país cuenta con mucho suelo sin capacidad agrícola. Igualmente deberán repensarse desde el enfoque de gestión por datos, mejora continua y adaptación a las exigencias del mercado internacional.

Condenados a crecer

A nivel de los tambos, la concentración continuará progresando igual que lo hace en Uruguay, Brasil, Chile, Estados Unidos y Nueva Zelandia por nombras algunos. Los tambos están obligados a crecer 2-3% anualmente para mantenerse en la carrera pues es el ritmo al que le aumentan sus costos y el que no pueda se queda afuera. Una muestra de ello es la evolución del incremento de precio de la tierra que como vemos en el siguiente gráfico aumenta a razón de +1,7% anual promedio en los últimos 55 años. La tierra aplica a los costos sea por alquiler o por costo de oportunidad, y también va levantando el margen en dólares para mantener un objetivo de rentabilidad.

Puntos críticos

Aparte de crecer en volumen de leche los productores deben llevar sus tambos a un siguiente nivel, donde se atiendan cuestiones de bienestar animal y medio ambiente una materia pendiente en la mayoría de los casos. Mucho se debe a la falta de financiación para la producción que históricamente apremia al productor. Gracias al nuevo escenario económico mencionado anteriormente, los bancos empiezan a trabajar de banco y las ofertas de préstamos accesibles y cada vez a tasas menores va aumentando. La elección de una línea de crédito para invertir en la producción no solo tendrá en cuenta la tasa comparándola con la inflación, pero también, y especialmente en tiempos que va bajando la inflación, se debe considerar el impacto en el flujo de caja de la empresa.

 

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